Sebastián fue privado de vivir con su familia su primera
infancia y arrebatado cuando aún tenía el cordón umbilical. Su derecho al
nombre y a la libertad personal fue violado. Fue sustraído de su sistema de
parentesco, no pudo vivir con sus padres –hoy desaparecidos– ni criarse para
llegar a la adultez con el resto de sus familiares directos. “Los apropiadores
lo obligaron a adoptar una personalidad y una identidad que no eran las suyas”,
afirmaron los fiscales.
Estos argumentos y otros fueron esgrimieron al momento de
presentar su alegato en la causa por apropiación de Sebastián Casado Tasca.
Asimismo, hicieron referencia a la historia de Quinto y Adriana, sus papás; a
los testimonios sobre “La Cacha”; al matrimonio Capitolino-Molina; a la hermana
de crianza de Sebastián, María José, que habría sido entregada por un capitán;
a la falsificación de documentos públicos; al papel de la médica Manacorda; a
sus infortunadas alusiones sobre Julio López y Miguel Bru.
Especial atención por parte de la Fiscalía mereció la
apropiadora Silvia Molina, quien en base a lo expuesto en el debate oral quedó
claro que tuvo pleno conocimiento del delito que estaba cometiendo, y que aún
sabiéndolo no hizo cambiar nada su accionar ni para contarle la verdad a Sebastián.
Lo cierto es que ambas imputadas tuvieron conocimiento de lo que estaban
haciendo y la apropiación y ocultación de Sebastián recién cesó por voluntad de
otras partes y no de ellas.
La Fiscalía, en base a todo esto, pidió 12 años de prisión
para Manacorda y 10 para Molina y además pidió la apertura de una investigación
sobre el origen de María José.
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