La Abuela Delia Califano acompañada por la nieta Eugenia Sampallo Barragán, luego de declarar.
La apropiadora Silvia Beatriz Molina, y la médica que falsificó la partida de nacimiento, Nora Raquel Manacorda, son las acusadas en este proceso ante el TOF 1 de La Plata
viernes, 30 de noviembre de 2012
"Fuimos a la casa del niño a hablar con la familia pero nos atendió un hombre en chancletas que nos echó"
La médica que falsificó la partida de Sebastián incurrió en decenas de contradicciones
Nora Raquel Manacorda, la médica que firmó la falsa partida
de nacimiento de Sebastián Casado Tasca, pidió declarar ante el Tribunal Oral
Federal Nº 1 de La Plata.
“El doctor Cano me pidió que firmara una partida y me negué.
Pero él me dijo que a Richieri no se le podía decir que no. Al día siguiente me
rodearon y me dijeron que firmara, volví a negarme y me dijeron: ‘Doctora,
tenemos que llevarnos esto firmado’, y amenazaron con llevarse a mis hijos. Yo
tenía miedo así que firmé. ‘Se salvó doctora’, me dijeron”.
Consultada por el juez Rozansky sobre qué documentación firmó,
Manacorda contestó: “Un certificado de nacimiento, la única vez”, aunque un
minuto después admitió que firmó dos. “¿Qué pensó que pasaba con esa criatura?”,
le preguntó Rozansky. “En ese momento nada –repuso la médica–, después pensé que
había sido entregada como botín de guerra. No podíamos hacer nada”. “¿Hasta cuando
trabajó en la policía?”, quiso saber el magistrado. “Hasta 2004” , dijo ella. “¿Usted
seguía en la fuerza policía y no podía hacer nada?”, insistió Rozansky. “No, no
había ninguna garantía (sic). Por eso seguí en la Policía hasta que me
jubilé”.
Manacorda se contradijo en varios pasajes de su declaración.
Primero dijo que no conocía a Ángel Capitolino (el apropiador de Sebastián) y después
que sí. Lo conoció a finales de 1984, después de una pericia caligráfica por la
causa por apropiación. “A veces aparecía en casa a buscar a mi marido, Enrique
Villagra, que para protegerme lo acompañaba”.
La médica se retiró con el grado de subcomisaria. Antes,
como oficial de servicio, había conocido a la mujer de Capitolino. “Si este
chico (por Sebastián) hubiera ido a mi casa este chico a preguntarme yo le
hubiera dicho todo”. “¿No era más fácil que usted encontrara al chico?”,
preguntó el juez. “Sí, pero si yo le decía Capitolino me mataba”. Rosansky, en
tono más fuerte, le preguntó si “el miedo era más grande que el dolor de saber
que había un chico sin su verdadera identidad”. “Sabiendo lo que pasaba,
sabiendo que este chico tenía su identidad vulnerada, siendo oficial de policía
y ya en democracia, ¿no podía hacer nada por miedo?”. “Yo le tenia mucho miedo,
era terrible, golpeaba puertas, amenazaba con matarme”.
“Yo me siento una afortunada de haberme salvado. Mi padre
era sindicalista y estuvo preso en 1975. Yo podría haber desaparecido”, afirmó
la médica. “Pero usted hizo una carrera policial”, le recordó el magistrado. “Sí,
pero yo tenía miedo, en la democracia desapareció Julio López, Miguel Bru”
(sic). Esta respuesta disparó el enojo de Rosanzky, quien remarcó que ella hizo
“todos los cursos antes para ascender en la carrera policial antes de q
desaparecieran Bru y López”. “Pero yo tenía el miedo internalizado, ¡estaba Etchecolatz!”,
Preguntas de la
querella
- ¿Cuándo se enteró que había muerto Capitolino?
- En este juicio.
- Después de la pericia caligráfica por aquella primera
causa, ¿estuvo detenida?
- No sé, creo q no… No, no estuve.
- ¿Sabe si Richieri está vivo?
- No.
- Además de policía, ¿prestó servicios en forma privada?
- En el Diagnostico, en mi casa, en mi consultorio.
- ¿En el Argentino?
- Sí, hace mucho, hice algunas guardias.
- ¿Cuándo fueron a pedirle que firmara la partida? ¿A qué
fuerza pertenecía la persona que se lo pidió?
- No sé, estaban patrulleros, serían de la Policía.
- ¿Tuvo referencias de un lugar llamado ‘La Cacha ’?
- Sí, pero en democracia recién, lo supe por los diarios.
- Habiendo supuesto que Sebastián había recuperado su
identidad, ¿no pensó que podría haber nacido ahí?
- No porque el certificado no decía la casa.
- Cuando le dijeron que negara todo en la otra causa, ¿quién
se lo dijo?
- El comisario.
- ¿Cómo se llamaba?
- No me acuerdo.
- En Brigada femenina, ¿recuerda haber visto bebés NN?
- No.
- ¿Hasta qué año estuvo Richieri?
- No me acuerdo.
- En las brigadas femeninas, ¿qué tarea hacía?
- Las limpiábamos, hacíamos los cultivos de flujo y les dábamos
medicamentos. Yo cumplía con esa tarea.
jueves, 29 de noviembre de 2012
GACETILLA DE PRENSA
Ref. Mañana en el juicio por la apropiación
de Sebastián Casado Tasca declaran su compañera Luz Miraldi y la Abuela Delia
Califano.
Abuelas de
Plaza de Mayo informa que mañana, viernes 30 de noviembre, desde las 10, se
retomarán las audiencias en el juicio por la apropiación de Sebastián Casado
Tasca, nieto restituido en febrero de 2006.
El TOF 1 de La
Plata comenzará tomando testimonio a la Abuela Delia Califano y luego
continuará con Luz Miraldi, compañera de Sebastián y madre de su hija. Luz fue
fundamental una pieza fundamental para que Sebastián se animara a buscar su
verdadera identidad.
También
brindarán testimonio la coordinadora del equipo terapéutico de Abuelas de Plaza
de Mayo, Alicia Lo Giúdice y Sergio Sosa, empleado del supermercado en Ángel Capitolino,
apropiador de Sebastián, ya fallecido.
El TOF 1 de La
Plata, integrado por los doctores Carlos Rozanski, Pablo Jantus y Pablo Vega,
está juzgando a la apropiadora de Sebastián, Silvia Beatriz Molina, y a la
médica que falsificó la partida de nacimiento, Nora Raquel Manacorda, por los
delitos de "retención y ocultamiento de menor de diez años, supresión y
suposición de estado civil y falsedad ideológica de documento público".
Esperamos que
nos acompañen en estas audiencias para buscar la condena a ladrones bebés, y agradecemos
la difusión de esta información.
Recordamos que
las audiencias son públicas y se desarrollan en la sede de la ex AMIA (Calle 4,
entre 51 y 53, de La Plata). El alegato de nuestra querella está previsto para
el viernes 7 de diciembre. Seguí el juicio en: juicioporapropiacioncasadotasca.blogspot.com.ar/
Jueves 29 de noviembre
de 2012, Ciudad de Buenos Aires.
jueves, 15 de noviembre de 2012
"Fue increíble ver bajar del auto a Sebastián, tan igual a Quinto, no se podía creer”
Estela Murgier, compañera de facultad y de militancia de
Adriana Tasca, también dio su testimonio ayer ante el TOF 1 de La Plata. “Éramos muy amigas,
las dos estudiamos derecho. Nos conocimos en 1974 y con Sebastián, que es su
hijo, a partir de la restitución de su identidad fuimos armando un vínculo muy
profundo”.
“Adriana vivía en la
calle 10 entre 47 y diagonal 74, en el cuarto piso, con otras dos chicas, Mabel
Marcantoni, veterinaria, y Marcela, compañera de derecho. Cuando yo la conocí
no militaba. Sí se interesaba mucho en la política. Trabajaba en la Caja de Abogados como
becaria. En 1975 Quinto fue un día a estudiar derecho laboral con Marcela y ahí
comenzaron a ponerse de novios con Adriana. Quinto ya en esa época militaba.
Tiempo después, para fines de 1975, ya ni Quinto ni Adriana militaban en la
facultad. Llegamos a ser muy amigas, pero ella no hablaba de la militancia”.
“A finales de diciembre el 1976 Adriana vino desesperada.
Habían secuestrado a un compañero de la
Caja de Abogados y tenía que dejar la casa, me pidió plata y como
yo no tenía le di unas pulseras de oro. Apareció a la semana, me contó que
habían dormido en un hotel alojamiento, después se fueron a Mar del Plata, en enero
estuve con ellos allá”.
“Yo nunca tuve militancia. Ella me dijo que mejor que no
supiera porque ellos estaban prófugos. Me fui sin mirar, mirando para abajo,
discutí con Quinto, ellos decían que había que resistir, que otro país era
posible, que muchos compañeros ya habían caído y por que por esos compañeros
había que seguir luchando”.
“El 8 y 9 de octubre llegaron de sorpresa acá en La Plata. Adriana
estaba embarazada. Se le notaba la panza, fuimos al teatro, se le hinchaban las
piernas. Ese día vinieron con Quinto, después ella vino sola muchas veces en octubre.
Estaban muy contentos los dos, le iban a poner José a su hijo por un compañero
que conocí en su casa en Mar del Plata que lo agarraron unos días antes, lo
mataron en la calle”.
“Años después, en un juicio por la verdad en Mar del Plara pude
saber que José era Constantino Valledor y que lo mataron el 6 de octubre del 77.
Actualmente yo soy abogada querellante en el juicio conocido como Base Naval 2,
por Abuelas, y hemos podido reconstruir el destino de muchos compañeros de los
chicos que fueron secuestrados en Mar del Plata: Silvia Castilla, la pareja de
Valledor; el 20 de octubre mataron a Walter Rosenfeld y Patricia Marcuzzo; Liliana
Pereyra y Alberto Cagnola, y otros. Todos militaban con Quinto, eran del mismo
grupo, al resto los llevaron a la
Esma igual que a Quinto”.
“Yo a Adriana la acompañaba a tomarse el colectivo, ella me
decía que vivía en una pensión con Quinto. Nunca supe qué colectivo tomaba.
Nunca supe dónde vivieron. Una vez se quedó a dormir en casa porque Quinto
había viajado. A principio de noviembre de 1977 me dijo que no quería ir más a
casa porque me ponía en riesgo. Yo la convencí de verla, porque la veía muy
sola, estaban muy solos, no lo decían pero se notaba, uno veía lo que pasaba en
La Plata. Y entonces
nos vimos en algún café y una vez en casa me dijo que me despreocupara y me
pidió que fuera la madrina de su hijo y que si le llegaba a pasar algo, que lo
cuidara, y creo que cumplí porque lo busqué siempre junto con la familia”.
“La última vez que los vi, en noviembre de 1977, ya me había
recibido de abogada y un día bajé en un micro en Constitución y atrás bajaron
ellos dos. Ella estaba con el pelo corto, muy distinta, y el 29 de noviembre, el
día de mi cumpleaños, ellos fueron a visitarme al estudio donde yo trabajaba. Se
quedaron dos horas esperándome. Y yo justo ese día no fui”.
“A los hermanos de Quinto los encontré en diciembre de 1983.
Todos llevábamos carteles, unos con el de Quinto y otros el de Adriana, y yo
tenía un cartel de la abuela Angelita que decía que Adriana estaba embarazada,
y ahí me enteré que Quinto había estado en la Esma. Los abuelos Tasca
la buscaron Adriana desde el primer día, Angelita es Madre y Abuela de Plaza de
Mayo, su vida estuvo signada por la búsqueda, nunca claudicó, nunca dejó de
buscar a su hijo y a su nieto, la búsqueda fue muy artesanal, la única noticia
firme que tenía eran los dichos de las enfermeras, no había testigos de parto
de Adriana, era la esperanza de que hubiera nacido y por momentos pensar que
no, que la habían matado antes”.
“Con la democracia se renovaron las emociones y las
esperanzas con las primeras restituciones de identidad, y Angelita estaba
siempre ahí, siempre en la búsqueda. Más tarde, en 1998, cuando se hizo el
Juicio por la Verdad
en Mar del Plata, Ana (Tasca, la hermana de Adriana) declaró y entonces
comenzamos a conectarnos con los sobrevivientes de La Cacha , con los abogados, a
entrevistar a militantes, a Alejandro Incháurregui del Equipo Argentino de
Antropología Forense (EAAF), a investigar las últimas células de Montoneros,
buscando cuál había sido el destino final y sobre todo buscando al hijo de
Adriana. Ana anotaba todo en un cuadernito y yo en una agenda que le regale a
Sebastián cuando apareció”.
“El 9 de febrero de 2006 Ana me llamó y me contó la noticia.
Fuimos corriendo al laboratorio de ella, nos abrazamos, llamó a la Conadi y le ofrecieron
hablar con Sebas y después me pasó con él, fue increíble, ese día llegaron a Mar
del Plata y estaban todos los Casado, también vinieron la hermana y los primos
de crianza de Sebas, fue increíble verlo bajar del auto, tan igual a Quinto, no
se podía creer”,
“Sé que fue entregado al matrimonio Capitolino-Molina por un
represor de la Cacha ,
Ricardo Von Kyaw, y el matrimonio le puso Sebastián Ricardo, entiendo que por
agradecimiento, como hicieron tantos apropiadores, así como también nombraban
padrinos a los entregadores”.
“Silvia Molina nunca se acercó a la familia. No se acercó como
madre, como no lo acompañó cuando él decidió buscar su identidad. Nunca habló
con ninguna de las abuelas de Sebastián, no pidió perdón, y al fin y al cabo
ella lo ocultó, lo retuvo mientras todos los buscaban”.
“Sebas es un chico excepcional, íntegro, inteligente, que
buscó su identidad, que cuando conoció su familia biológica, para recuperar el tiempo
perdido, le puso mucha garra. Es un digno hijo de sus padres. Por último quiero
decirle algo a Manacorda (la médica que firmó la falsa partida de nacimiento):
como médica de la policía seguro que pudo entrar a los lugares, ella sabe cómo
fue el parto. Y le pido que tenga un mínimo acto de dignidad y le diga a la familia
qué hicieron con Adriana”.
"¿Te enteraste que los chicos que tiene Ángel (Capitolino) son de gente desaparecida?"
En la jornada de
ayer declaró Juana Beatriz Cancinos, una empleada del supermercado que tenía Ángel
Capitolino en La Plata.
“En 1982 una
vecina, Soledad Sosa, me dijo que su marido podía recomendarme para trabajar de
cajera en un negocio, me presenté y me tomaron. El negocio se llamaba ‘West
Point’, le puso así por la academia norteamericana. Más tarde, un día viene
Soledad y me dice: ‘¿Te enteraste que los chicos que tiene Ángel son de gente desaparecida?’.
Y así fue pasando el tiempo. Ángel era una persona muy violenta, no hubo
empleado que no le haya hecho juicio, y violento sobre todo con Silvia: la
maltrataba psíquicamente y ella tenía que hacer lo que él quería. Una tarde la
llevó detrás de una góndola y le pegó delante de todos y después que la golpeó
yo le llevé hielo y le compré una pomada. Ángel acostumbraba pensar en voz
alta, y así a mi vecina Soledad le contó que la nena se la había traído un capitán
del ejército del norte, de Santiago del Estero, y que el nene era de gente desaparecida. Dejé el
trabajo en 1983. Ángel estaba muy nervioso, ‘estas viejas a mi me van a romper
el…’”, decía, refiriéndose a las Abuelas.
miércoles, 14 de noviembre de 2012
Ref. Hoy continúan las audiencias en el juicio por
la apropiación de Sebastián Casado
Tasca.
Abuelas de
Plaza de Mayo informa que hoy, miércoles 14 de noviembre, desde las 10, se
retomarán las audiencias en el juicio por la apropiación de Sebastián Casado
Tasca, nieto restituido en febrero de 2006.
El TOF 1 de La
Plata comenzará tomando testimonio a Estela Murgier y Mabel Marcantoni
compañeras de facultad y de militancia de los padres de Sebastián y luego
continuará con la testigo Beatriz Cancinos, empleada del supermercado que tenía
el matrimonio compuesto por Ángel Capitalino y Silvia Molina, esta última
imputada en el juicio. Por último, declarará Patricia Pérez Catán, ex detenida
del Centro Clanndesino La Cacha, donde estuvo detenida Adriana Tasca, mamá de
Sebastián.
El TOF 1 de La
Plata, integrado por los doctores Carlos Rozanski, Pablo Jantus y Pablo Vega,
está juzgando a la apropiadora de Sebastián, Silvia Beatriz Molina, y a la
médica que falsificó la partida de nacimiento, Nora Raquel Manacorda, por los
delitos de "retención y ocultamiento de menor de diez años, supresión y
suposición de estado civil y falsedad ideológica de documento público".
Esperamos que nos acompañen en
estas audiencias para buscar la condena a ladrones de nuestros nietos, y
gradecemos la
difusión de esta información.
Recordamos que las audiencias son
públicas y que las próximas se desarrollarán los días 14, 28 y 30 de noviembre,
en la sede de la ex AMIA (Calle 4, entre 51 y 53, de La
Plata).
MIércoles 14 de noviembre de 2012,
Ciudad de Buenos Aires.
lunes, 12 de noviembre de 2012
“La genética tiene un peso terrible, esa bonhomía, esa valentía, ese sentido de justicia que tiene, es la de Quinto”
El último testimonio de la segunda jornada de audiencias
en el juicio por la apropiación de Sebastián Casado Tasca, fue María Josefina
“Cotita” Casado, tía paterna de Sebastián. “No la conocí a Adriana, yo estaba
detenida en el 76, cuando Quinto la conoció. Supe que estaba en pareja con Adriana,
lo supe por una carta que él me mandó a la cárcel. Yo estaba detenida en San Juan, a Adriana la conocí
por fotos”.
Cotita estaba ligada a Montoneros y estuvo
detenida hasta julio del 79. Ella se enteró de la desaparición de Quinto, junto
con la desaparición de su hermana Mariela y su compañero, Pedro Frías. “No me lo
habían querido decir antes para no angustiarme estando detenida”.
Cotita narró cómo fue la búsqueda: “Mi mamá
hizo todo lo que hicieron las madres en aquella época. Se contactó con las
Abuelas”. Cuando salió de la cárcel se enteró de que Mariela y Adriana estaban
embarazadas al momento de su desaparición. “Después de la cárcel, yo tuve una
hija que nació en la cárcel, yo tenía un bebe que tenía un año cuando me detuvieron,
fue muy difícil recomponerse”, rememora. Luego explica las consecuencias de
tener familiares desaparecidos: “El ocultamiento del hijo de Quinto y Adriana, durante
tantos años, tuvo profundas consecuencias en nuestra familia. Y recuerda, como
su hermano Alberto que había declarado horas antes el suicidio de su hermano
“Toto”. “Él fue el primero que hizo las averiguaciones, si hubiera encontrado a
Sebastian quizá hubiera tenido otra vida y no se hubiera suicidado a los 32
años”, lamenta.
Como en el relato de todos los
familiares de Sebastián su encuentro les devolvió la vida: “Yo colaboraba ya
hacía años en Abuelas de Plaza de Mayo. Fue una explosión”, se emociona. Cotita
fue una de las primeras en conocer a Sebastián cuenta le preguntó si quería
conocer a la familia y que su sobrino aceptó de inmediato: “Estás seguro le
pregunté, ¡Mirá que somos muchos!”, recuerda. Para Cotita el encuentro con
Sebastián la culminación de una etapa y el inicio de otra. “La genética tiene
un peso terrible, esa bonhomía, esa valentía, ese sentido de justicia que tiene,
es la de Quinto”, concluye.
viernes, 9 de noviembre de 2012
“Vino solo, estuvimos charlando y después de eso nadie lo volvió a ver”
Otro testimonio en la audiencia de hoy fue el de
Alfredo Onofre Casado, alias Tronco, tío paterno de Sebastián. “Yo vine a vivir
a La plata en el 75, y me quedé hasta el 81” , situó el relato en el tiempo.
“Cuando llegué él (por su hermano Gaspar, alias
Quinto) estudiaba derecho y nos veíamos con frecuencia”. Cuenta que su hermano
lo seguía y que tenían una relación muy estrecha. “Pasado cierto tiempo, Quinto
ya se había ido de La Plata”, recuerda y cuenta que luego regresó con Adriana
tasca, su compañera, a La Plata, pero que la situación ya era compleja, peligrosa.
“Cuando vuelven a vivir a la ciudad lo hacen desde Mar del Plata: “Se alojaron
en casa y estuvieron dos o tres semanas, después de eso él se fue supuestamente
a algún lugar del conurbano, y pasado un tiempo de que se fue de casa arreglamos
una reunión en la Estación de Constitución”, recuerda.
El testimonio de Alfredo fue breve, pero
preciso. Así recuerda la última vez que vio a su hermano: “Él vino solo,
tuvimos una charla y después de eso nadie lo volvió a ver porque al poco tiempo
nos avisaron desde Mar del Plata, los padres de Adriana, que se los habían
llevado”.
“Nosotros a Sebastián lo estuvimos buscando siempre y siempre lo estuvieron ocultando”
El tercer
testigo de la jornada de hoy fue Alberto Casado, hermano de Gaspar (“Quinto”) y
tío de Sebastián.
“Vivíamos
en Azul en el momento de la desaparición. Quinto, como le decíamos, era cuatro
años mayor que yo, yo era el séptimo hijo. Él terminó la secundaria en 1972,
llegó en el 73 a
La Plata a
estudiar derecho. Nos veíamos con frecuencia porque él iba a Azul cada mes o
cada dos meses y además allá tenía una novia. Otro motivo por el que lo veía
era que mi padre era director por el distrito de Azul de la Caja de Abogados, entonces él
viajaba seguido para acá, para La
Plata , y mientras hacía sus actividades acá yo lo esperaba a
Quinto en la Plaza Moreno
y nos íbamos a una pizzería muy chiquita donde se comía de parado. Para mí
Quinto era un referente, de esos que uno tiene en la vida, yo lo veía como
alguien mucho más grande, algo que hoy me parece mentira porque después esa
relación se invirtió, en mi memoria él sigue teniendo 22 años”.
“Quinto
empezó a militar entre el 74 y el 75 en la Juventud Peronista.
En algún momento, él y Adriana viajaron a Azul y ahí la conocí a ella, o
nosotros vinimos acá, no me acuerdo. Los dos estudiaban acá en La Plata , posteriormente supe
que ella también tenía militancia”.
“Yo los vi
por última vez en 1977, fines de agosto o principios de septiembre. Combinamos
y yo los fui a visitar a Mar del Plata, a donde ellos se habían mudado, estuve
ahí diez días, solo, compartiendo con ellos. En la Terminal , antes de
despedirnos, me contó de la militancia de los dos. Este viaje después lo
revaloricé porque fue el último encuentro con ellos. Me acuerdo que en la casa,
tirados en una cama marinera, ellos dos acostados, el abrazando la panza de
ella, me contaron con una alegría enorme del embarazo. Ese día o al día
siguiente, a solas con él, le dije: ‘Quinto, vas a tener un hijo, están matando
gente, salite’. Él me dijo que no, que no podía y que ahora tenía un motivo más
que antes para luchar por un país más justo, y yo no pude refutarlo porque me
estaba hablando con la verdad, tal vez arriesgando la vida pero la apuesta era
precisamente a la vida y no a otra cosa”.
Alberto
relató un allanamiento que padeció junto a su madre y tres hermanos en Azul en
ocasión del día de cumpleaños de Quinto, el 21 de noviembre de ese año. “Me
despertaron con una pistola en la cabeza, no puedo recordar la cara, recuerdo
la luz de un televisor en la habitación en la que estábamos, era cerca de
medianoche. Habían golpedo la puerta y entraron, a mí me pusieron una capucha,
tipo bolsa negra, y me golpearon con una enciclopedia, preguntándome por Quinto.
Eran dos, uno golpeaba y el otro se hacía el bueno: ‘Dale, él quiere saber nomás,
mirá que le encanta la sangre’, decía. Yo estaba en calzoncillos, ya era el
amanecer, me tiraron en una cama cucheta, me ataron con alambre o con cable y
dijeron que volvían. Yo pensé que volvían y que no sobrevivía esa noche, yo era
muy cándido, creí que habían ido a buscar herramientas para continuar la
toruura, pero después `Tronco`, mi hermano que estaba en una habitación arriba,
vino y me desató. Buscamos a mi hermano más chico y a mi madre y los encontramos
en un bañito del fondo que le habían sacado el picaporte para que no puedan
salir. Me bañé para sacarme la sangre y nos fuimos a hablar con mi padre, que estaba
separado de mi padre y vivía en el centro de Azul, fuimos con Tronco, le
contamos lo que había pasado y ahí salimos todos para Mar del Plata para hablar
con la familia Tasca. Lo que yo escuchaba era la idea de tratar de
encontrarlos, conseguir un avión, sacarlos del país… Después nunca más los
encontramos”.
“Un día mi
madre me contó que los Tasca habían tenido noticias de Adriana por dos enfermeras
que habían estado con ella en el centro clandestino La Cacha , que la habían visto
atada y vendada, y que pedía que avisaran a su familia que su hijo iba a nacer
entre la última semana de febrero y la primera de marzo de 1977, ella pensando
que lo iban a entregar o a dejar en algún
lugar. De Quinto tuvimos noticias por Toto, mi hermano más chico, que tenía
contacto con el Cels, y así supimos que había aparecido en una lista como
detenido en la Esma
por un sobreviviente que había declarado en España. Después otro ex detenido, Gasparini,
no me acuerdo el nombre, nos informó que lo había visto en la Esma en diciembre de 1977 y que
todavía lo estaban torturando. Finalmente, en 2001, 2002, mi hermana Cotita se
contacta con un ex detenido que le contó que en la navidad de 1977 preguntaba a
todos por Adriana porque no sabía dónde estaba ella…”.
“Mi madre
nos protegía de la búsqueda, ella iba sola a la plaza. Mi hermano Toto, en 1979,
se vino a vivir a La Plata
y también se hizo cargo de la búsqueda. Yo la búsqueda la descansaba en él, éramos
muy compañeros, sobre todo cuando nos vinimos a La Plata. También Cotita
luego participó en la búsqueda y estuvo en Abuelas en la parte de archivo y por
supuesto mi sobrino Pichi desde hace muchos años”.
El encuentro con Sebastián
“Estábamos
de vacaciones en Costa del Este con mi mujer y mis cuatro hijos en costa del
este recibo un llamado de la hija de Cotita, Josefina, yo no podía hablar, lo
primero que se me vino a la mente fue alegría sin ninguna duda, hacía tiempo que
había abandonado la esperanza de encontrarlo, pero también se me vino que ya no
estaba mi hermano Toto, el que más había sufrido las pérdidas. Era media tarde,
quedamos en que nos encontrábamos a la mañana siguiente en Mar del Plata, en la
casa de la tía de Sebastián, Ana Tasca. Esa noche me costó mucho dormir, no podía
sacar de mi cabeza los reportajes que había visto y leído con mucha atención
años antes sobre los mellizos Reggiardo Tolosa, tenía el temor de encontrar a alguien
distinto a quien quería encontrar. A la mañana salimos los seis, mis chicos sabían
de la existencia de primos de ellos que podían estar vivos así que lo tomaron
enseguida con naturalidad. “¡Apareció el primo!”, decían. Llegamos a Mar del
Plata llorando de alegría, tristeza y miedo. Cuando llegamos Sebastián estaba
durmiendo y mi sobrina me llevó al cuarto a espiarlo como quien va a espiar a
un bebé, ¡pero tenía 27 años! Éramos un montón. Y todos esos miedos se fueron
en un abrazo. Después tuvimos mucho contacto telefónico y muchos encuentros. Él
reconstruyó, dedicó estos años, con una garra enorme, casi con exclusividad, a
revivir a sus padres, y un poco también la historia que se perdió, casi 28 años
de compartir la vida con alguno de nosotros, en esta reconstrucción hay alguien,
Luz, la madre de la nena de Sebastián, la nieta de quinto y Adriana, que fue
fundamental”.
Por último,
Alberto afirmó que no hubo ningún tipo de acercamiento de Silvia Molina, la
apropiadora. “En honor a la verdad, no creo que lo hubiésemos aceptado, creo que
todos nosotros interpretamos que hubo muchas oportunidades de llevar las cosas
por donde tienen que caminar. La desaparición de personas es algo
indescriptible porque al dolor de la pérdida se le suma la incertidumbre. A
esta desaparición enorme se le agregó la de los bebés, a mi hermano yo ‘lo maté’
en la democracia, no en el primer mes, pero sí recuerdo que fue en una reunión
familiar, y yo me distraje de la conversación, porque a mis espaldas escuchaba
que estaban hablando de los chicos, los chicos le llamábamos en casa a Quinto,
a Mariela (su hermana desaparecida), Adriana y Pedro (Frías, pareja de Mariela),
y yo escuché a mi cuñado Horacio que dijo una verdad que me golpeó como un
baldazo: “A los chicos los mataron”. La desaparición de los bebés, la
apropiación, alarga en el tiempo la tortura sobre los afectos, no hay forma de
medir esto, es en cada uno de los días, más de 10 mil días, casi 28 años”.
“Nosotros a
Sebastián lo estuvimos buscando siempre y siempre lo estuvieron ocultando, y en
ese ocultamiento sin dudas participaron los apropiadores y el silencio cómplice
alrededor, el silencio de conocer un delito, una barbaridad antihumana, y
callarla, y para que la apropiación perdure debe haber falta de arrepentimiento”.
“Estamos en
este juicio por los que no están, por Quinto y Adriana, por Mariela y Pedro y
por su hijo quq seguimos buscando, y también por Sebastian. No nos mueve el
odio sino la sed de justicia, nos mueve el amor. También estamos por los tres
abuelos que no están, por la ley de la vida, y por mi hermano Toto que es el que
más luchó, y que si Sebastián hubiera aparecido antes a él le hubiese cambiado
la perspectiva y quizás no se hubiese quitado la vida en 1993”.
El encuentro con Sebastián: “Era ponerle cuerpo al fantasma con el que convivimos mucho tiempo”.
María Victoria Blanco es prima materna de
Sebastián Casado Tasca, su mamá (Ana María Tasca) y la mamá de Sebastián (Adriana
Tasca) esperaban tener a sus hijos con dos meses de diferencia. Después del
nacimiento de María Victoria debía llegar Sebastián. Pero antes de que eso sucediera sus
padres fueron secuestrados y desaparecidos. Desde entonces, toda la familia los busca. Este es el testimonio de María
Victoria, en la segunda audiencia por la apropiación de su primo, Sebastián, en el Tribunal
Oral Nº1 de La Plata.
“Siempre lo supimos, mi abuela milita en Madres
de Plaza de Mayo, militó toda la vida. Nosotros siempre supimos que mi tía
estaba desaparecida y que estaba
embarazada cuando desapareció”, comenzó el relato. “Por la militancia de mi abuela era algo que
estaba presente, mi abuela fue siempre a la plaza, nosotros siempre la
acompañamos, en las marchas, en los actos, en las pintadas. Ella vive en Mar
del Plata y como es todo más, ahí Madres y abuelas están más juntas”, explicó.
María Victoria recordó que ella siempre la marcó la bandera que su abuela
portaba con la leyenda de “aparición con vida”. Ella al principio no entendía, pero
su abuela le explicaba que era el lema de ella porque hasta que no supieran
donde estaban sus hijos no iba a haber justicia. “Me acuerdo de mi abuela todo
el tiempo con eso, buscando a su hija, y esa frase es para mi la mas
contundente, y es lo que paso cuando apareció Sebastian”, resume.
En cuanto a la búsqueda de su primo cuenta que
también estuvo siempre muy presente porque sus abuelos habían hecho una casa en
Mar del Plata, para cuando su tía volviera con su hijo. “Esa casa funcionó como
casa de veraneo, mi mamá trabajaba mucho y nosotros pasábamos mucho tiempo con
mis abuelos”. Dice también que su mamá fu uno de los familiares que más
motorizó la búsqueda de Sebastián. “Se juntaba con abogados, familiares, ex
detenidos, a nosotros nos había llegado que mi tía nos había mandado a decir que
buscáramos a ese hijo de ella, era alguien que podía estar entre nosotros”. Cuenta
que primero pensaron que su primo podía ser un joven apropiado por el oficial
de Inteligencia de Gendarmería, Víctor Rei,
pero luego se demostró que pertenecía a otra familia. Pero confiesa “Ahí
empezamos a fantasear que podía estar mal, pasándola mal”.
Finalmente, Sebastián recuperó su identidad en
febrero de 2006. “El encuentro estuvo buenísimo, fue de las mejores cosas que me
paso en la vida, porque era ponerle cuerpo a un fantasma con el que convivimos
mucho tiempo. Y cuando lo ví enseguida fue familia, me gustó conocerlo”. Y
recuerda el día del encuentro: “Me llamó mi mama llorando un día `apareció el
hijo de Adriana´ y después me dijo `nos quiere conocer`. Nos tomamos un taxi,
fuimos a la CoNaDI, estaba con Luz, su novia, y ya habían llegado unos tíos míos,
y enseguida hubo afinidad”. María
Victoria recuerda ese día con precisión así como también cada una de las
palabras que le dijo a su primo. “Tenés los mejores abuelos del mundo y estaría
bueno que los conozca”. En ese momento llamó su abuela Angélica Barilli de
Tasca llorando de emoción, hablo con Sebastián y de ahí partieron todos a Mar
del Plata a encontrarse.
“Yo me sentía un poco con la responsabilidad de
encontrarlo, porque tenía que estar al lado mío. Mi mama y mi tía estaban
embarazadas en el mismo momento
Buscaba
parecidos en la gente que iba mirando”.
Por último, dedicó un párrafo para
destacar que desde su lugar siempre dejaron el espacio para que Silvia Molina,
la apropiadora de Sebastián, les explicara por qué había anotado un hijo ajeno
como propio y que sin embargo, la mujer nunca había tenido la intención de
hablarles.
“Ella comprende que cometió un delito que tiene consecuencias más allá de lo legal”
En la
segunda audiencia del juicio, la hermana de crianza de Sebastián Casado Tasca, María
José Capitolino, declaró hoy a la mañana ante el TOF 1 de La Plata.
La joven,
también anotada como hija propia por el matrimonio compuesto por Silvia Molina
(imputada) y Ángel Capitolino (fallecido), relató que cuando obtuvo todos los
datos la increpó a Molina y le preguntó si lo que se decía era verdad. “Sí, es
verdad”, le contestó ella pero también le contó que Capitolino le había dicho
que “le querían hacer una maldad y que había sido sobreseído”.
Luego de la
separación de Capitolino y Molina, María José perdió contacto con él, que formó
otra pareja. Contó que ella se hizo el ADN antes de la muerte del apropiador (ocurrida
en 2005) y que el hombre seguía negando que fuera adoptiva. “Seguía diciendo
que era hija natural de él”, dijo, y explicó que Sebastián se realizó el
análisis más tarde pero que esa decisión no tuvo que ver con la muerte del apropiador.
Además,
contó que el hombre los trataba mal: “Dejaba mensajes y amenazas a todos por
igual por el contestador del teléfono, por mí, por discusiones. Él me pedía que
lo mantuviera económicamente y yo me negaba”.
Con
respecto a la apropiadora, narró: “Ella empezó a ir hace ocho meses a terapia,
yo pienso que le aportó mucho. Ella me ha pedido sinceramente perdón por
haberme ocultado la verdad durante tantos años, comprende que cometió un delito
que tiene consecuencias más allá de lo legal”.
martes, 6 de noviembre de 2012
Mario “Pichi” Frías: “Esa certeza de encontrar a mi primo me da la certeza de seguir buscando a mi hermano”
Mario
“Pichi” Frías es primo hermano de Sebastián (sobrino de Gaspar Onofre Casado)
y, además, uno de los querellantes en esta causa por apropiación. Durante la
primera audiencia, también prestó testimonio ante el TOF 1.
Su
declaración comenzó con un repaso de la vida de sus padres, María Segunda
Casado y Pedro Frías, ambos militantes de Montoneros desaparecidos. Su madre
estaba embarazada de entre 7 y 8 meses al momento del secuestro.
“El 23 de
junio de 1978, mi
padre se va a la mañana a trabajar y no vuelve. Por la tarde llega al domicilio
un operativo de las fuerzas conjuntas, muchas personas armadas. La ven salir a
mi madre sin resistirse, embarazada. Deciden entregarnos a mi hermana y a mí a
una familia vecina de apellido Escalante, y a mi madre se la llevan detenida. A
partir de ese momento yo no sé absolutamente nada más de mis padres, solo que
mi madre estaba embarazada”, narró Pichi. La familia Escalante no sabía sus
nombres pero radicaron una denuncia en las comisarías y lograron ponerse en
contacto con un juez de menores. Un empleado del juzgado relacionó la dirección
con la que había dejado la familia Casado y fueron restituidos a su familia
biológica. Para no separar a Pichi de su hermana, ambos fueron a vivir al campo
con sus abuelos paternos.
Luego, contó
que a partir del relato de Cotita y Toto pudo saber que tanto su madre como
Adriana Tasca estaban embarazadas y que estaban buscando a esos chicos. Más
tarde, uno de sus tíos tomó la posta en contarle quiénes habían sido sus padres
y en acompañarlo en su búsqueda.
“Yo sigo
buscando a mi hermano o hermana. Finalmente encontré algo más, que es un primo
hermano”, relató Pichi ante el Tribunal y explicó que con los años tomó la
posta de esa búsqueda, acompañando a Cotita, conociendo a Ana, a Angelita, y tomando
contacto con otros nietos y chicos que buscan.
También
contó que desde Abuelas de Plaza de Mayo estaba “acostumbrado a ver los encuentros”.
“Me parecía lógico que así iba a concluir esa búsqueda. Estaba preparado, se
está acompañado”, dijo y detalló: “Con todos los miedos, responsabilidades,
Sebastián nos ha permitido generar un vínculo muy rápido. Fue además tomar
conciencia de que la búsqueda de las Abuelas, de los familiares, personal, puede
dar un resultado. Esa certeza de encontrar a mi primo me da la certeza de seguir buscando a mi hermano”.
En relación con
su primo, dijo que recuperaron “alocadamente el tiempo perdido” y que facilitó
las cosas que la familia tenía “muy arraigada la búsqueda” y que Sebastián
“tenía un grupo de amigos que lo acompañó” en su proceso.
Al ser
interrogado acerca de si pudo hablar alguna vez con Silvia Molina, apropiadora
de Sebastián, Pichi respondió que no,
que ella debe “rendirle cuentas a la justicia”. Y concluyó: “Esto que nos
sucedió a todos -tíos, primos, sociedad- se pudo realizar gracias a la
participación de mucha gente. Fue una dictadura cívico militar. Creo que en el
plan sistemático de robo de bebés participó tanto personal de las fuerzas de
seguridad como civiles”.
“Yo creo que Adriana le habló de todos nosotros durante esos cuatro meses, porque estuvieron muy solos en el cautiverio”
Ana María Tasca, la hermana de Adriana (mamá de Sebastián),
era militante montonera, vivía en La
Plata y sus compañeros la llamaban Mariana o Clara. “Conocí a
Gaspar Onofre Casado (papá de Sebastián), porque ambos trabajaban en la Caja de Bancarios. Los compañeros
lo llamaban Manuel y en la casa le decían Quinto. En los comienzos de la relación
vivían en La Plata. Un
compañero de ellos, Roberto Luis Medina, fue detenido y ahí Adriana se fue sola
a Mar del Plata a vivir con mis padres”.
Ana María relató que su padre llevó a Adriana en auto el 11
de enero de 1977 y que vivió en la ciudad balnearia hasta el 20 de febrero de
ese año. En el viaje de ida la joven tiró los libros en la ruta para no
comprometer a su familia.
Después Adriana decidió regresar a La Plata pero por poco tiempo
ya que volvió a vivir Mar del Plata pero esta vez con Quinto. Aunque no les dio
la dirección a sus padres, se veían a menudo. En julio de 1977, en la casa de ellos,
Adriana contó que estaba embarazada. Ana María recordó ante el tribunal que ella
misma se puso muy contenta porque también estaba embarazada con una diferencia
de dos meses.
Quinto y Adriana decidieron volver a La Plata cuando se enteraron
por una amiga que José Valledor, otro compañero, había sido secuestrado y
asesinado. Según Ana María, su hermana Adriana consideraba que sus padres no la
entendían y por eso la despedida no fue del todo feliz, pero que Quinto sí
abrazó muy fuerte a Angelita (Barili de Tasca). “Sebastián, cuando apareció,
abrazó a su abuela de la misma forma”, contó la testigo.
A Adriana la fueron a buscar a la fábrica de bolsas de
polietileno donde trabajaba su padre. La última vez que hablaron con ella fue
el 5 de septiembre. Después de ese día nunca más tuvieron noticias.
Los abogados de Abuelas le preguntaron a Ana María si se
enteraron de que había sido secuestrada. “En el 77 no conocíamos a los
compañeros de ellos, ambos tenían mucho cuidado”.
“Dos enfermeras que estaban en la comisaría nos avisaron que
en el centro clandestino La Cacha
(de La Plata ) había
una chica de Mar del Plata, que si se encontraban con alguien de La Plata le dijeran que Adriana
Tasca le pedía a su hermana que buscara a su hijo y lo criara”.
“Desde entonces los abuelos empezaron a hacer habeas corpus
y a enviar cartas a todo el mundo para encontrarlos... Estas son todas las
cosas que hicimos por la vía legal para encontrar a mi hermana. Mi madre había
hecho un ajuar para su nieto, pero cada vez se nos hacían más terribles las
noticias. Yo pedí a mis contactos en La Plata que se fijaran si en la
Casa Cuna había ingresado algún niño NN. Ya
existían las Abuelas y empezamos a buscar”.
Ana María cuenta que en La Plata había un chico parecido y ella fue a verlo
para ver si era su sobrino. “Obviamente, en un determinado momento se analizó
pero no era. En la vida de nuestra familia la búsqueda siempre estuvo presente,
mis hijos sabían todo pero en la escuela no se hablaba. Toda la familia estaba
siempre buscando, mi hija se vino a estudiar y me llamaba para decirme que
había visto una chica parecida a mi hermana. Mi madre también siempre estuvo en
la búsqueda, ella es fundadora de Madres y participa en Abuelas. Creo que lo que
nos daba fuerza era saber que estaba su hijo”.
Ana María participó de los Juicios por la Verdad y en una entrevista
con Alejandro Incháurregui (por entonces en el Equipo Argentino de Antropología
Forense) él le dijo que lo más seguro era que hubiese nacido.
“Cuando volví a Mar del Plata empezamos a buscar en los
padrones para encontrar los nacimientos en esa fecha. El día que nos
encontramos con Sebastián, yo tenía un padrón en la mesa en el que estaba Sebastián
Capitolino. También nos juntamos con los Casado, empezamos a publicar el
recordatorio pidiendo que si se veían parecidos se comunicaran con ellos”.
Sobre el encuentro con su sobrino, Ana María relató que el 9
de febrero fue al laboratorio donde trabajaba y sonó el teléfono. Era Cotita
(Casado, hermana de Quinto), quien le dijo: “Ana, ¿estás sentada? Porque
apareció el pibe de los chicos, yo estoy yendo a Abuelas”.
“Llamé a mi marido y a mis hijos y les dije que fueran.
Llamé a mi mamá y le dije que nos esperara con un café. Le pedimos que nos dijera
qué era lo que más quería y dijo conocer a su nieto. ¡Ahí sonó el teléfono y
era Sebastián!”.
“Llegaron todos: Sebastián se encontró con 17 primos, decía
cosas y se identificaban. Ponían los pies y las manos, mi marido conocía a un
amigo de Sebastián. ‘¡Yo también los busqué!’, decía él. Y mi padre decía: ‘Qué
orgulloso que estoy de que vos también nos hayas buscado’”.
“Nunca recibí un llamado o disculpa de Silvia (la
apropiadora), siempre me pregunté qué sentimiento tiene una mujer que se
apropia de un niño y qué identidad puede construir cuando lo han despojado de
sus raíces. Yo creo Adriana le habló de todos nosotros durante esos cuatro
meses, porque estuvieron muy solos en el cautiverio y para nosotros es muy
importante tenerlo entre nosotros, para mis hijos también porque lo buscaron
siempre. Por eso pido a estas dos personas que nos digan si saben algo. A la médica
le digo que me sorprende de una médica que como yo que ha jurado cuando se
recibió (recita el juramento). Esto la doctora no lo ha cumplido”.
viernes, 2 de noviembre de 2012
"Si hay alguien que me enseñó en la vida a ser digno es mi abuela Angelita”
(Foto: Rolando Andrade)
(Segunda parte de la declaración de Sebastián)
Luego de contar su historia, Sebastián respondió las consultas
de fiscales y jueces. Consultado acerca de la actitud de Silvia Molina, su
apropiadora, la diferenció de la de Nora Raquel Manacorda, la médica que
falsificó la partida de nacimiento: “Manacorda hizo esto desde el Estado porque
formaba parte de una institución, era un engranaje del plan sistemático, en
cuanto a Silvia creo que lo hizo por una cuestión más cultural. Tuve un clic
cuando me enteré de la causa por mi apropiación, cuando dejé de pensar que me
habían regalado y me di cuenta que me habían robado. Creo que Ángel (Capitolino,
su apropiador) sí sabía y me gustaría que esté acá para ser querellante contra él”.
Carlos Rozansky, presidente del tribunal, le preguntó a
Sebastián si en algún momento había hablado con Capitolino. “Yo no, no sé María
José (su hermana de crianza), ella tenia relación, yo casi no tenía. Además lo
internaban mucho, lo fui a ver al Hospital Ramos Mejía, después se separaron con
Silvia y ahí nos enteramos que no éramos hijos biológicos”.
Otro magistrado quiso saber si Silvia, su apropiadora, lo apoyó
en la búsqueda de su identidad o la trabó. “Siento que acompañó, hasta qué
punto soy racional y hasta qué punto pienso desde el afecto, no lo sé, yo también
me lo pregunto. Lo que sé es que soy digno de mi historia de mi origen, soy
digno de mis viejos (en este pasaje Sebastián se largó a llorar). Mis viejos me
han enseñado a vivir parados parados en la dignidad, y si hay alguien que me
enseñó en la vida a ser digno es mi abuela Angelita (Barilli de Tasca), que está
acá presente”.
Sebastián Casado Tasca: “Esa misma noche me fui a Mar del Plata a conocer a mi familia. Fue hermoso, lo mejor que me pasó en la vida”
(Primera parte de la declaración de
Sebastián)
“A medida que
iba encontrando pruebas estaba convencido de que podía ser real. Yo empecé a
dudar y tardé, y uno de los temas que me trababan era el tema de Ángel (Capitolino, su apropiador) y lo
judicial. Cuando falleció fue un alivio. Pero hoy siento que fue una pérdida de
tiempo porque me gustaría tenerlo acá y ser querellante contra él”, explicó el nieto Sebastián Casado Tasca, ante el TOF 1 de La Plata, sobre el proceso que atravesó para recuperar su
identidad.
“Finalmente
fui a la CONADI
con un amigo, Charly”, continuó y luego, narró que en un asado conoció a Luz,
su actual mujer, que es familiar de su apropiador pero es también quien la ayudó a
buscar su identidad: “María José (hermana
de crianza) se encuentra con los padres de Luz y nos invitaron a cenar. Me
quedé hablando con Luz. Me dijo que era compañera de teatro de la hermana de Juan
Cabandié. Cuando se fueron todos yo me quedé y le conté que estaba buscando mi
identidad y a partir de ahí me acompañó varias veces a la CONADI. Me hice el ADN
en septiembre de 2005. El 2 de febrero de 2006 se supo el resultado y el 9 me lo informaron”.
“A medida que
pasaba el tiempo no sabía qué iba a pasar. Me llamaron el 8 de febrero y me
dijeron que estaba el resultado. Yo
tenía un vínculo con Analía y con Claudia, de la CONADI. Las llamé para decirles
que me habían hablado del juzgado. Ellas me respondieron que no fuera al
juzgado y me citaron a la CONADI
al otro día. Fui con Luz a la
CONADI y me dieron el resultado. Ahí estaba Iván, que me
recibió con una sonrisa y un abrazo”, contó llorando Sebastián. Y continuó: “Iván
me abrazó y me di cuenta de que era hijo de desaparecidos”.
Sebastián
contó que el resultado se lo dio Ramón Torres Molina. “Leí que era en un 99,9999 por ciento hijo de ellos (Gaspar y Adriana). Entendí que era hijo de mis viejos. Torres
Molina me dijo que firmara y ese momento fue muy simbólico porque no sabía cómo
firmar. Le dije ‘¿cómo firmo?’. Y firmé Sebastián”.
Después contó cómo fue el encuentro con su familia, ese mismo día: "Salí y estaban todos emocionados llorando. Me dijeron que mi tía estaba cerca.
La primera que llegó fue Cotita, y después empezaron a llegar todos: Fede, José.
Fue un momento maravilloso. Esa misma noche me fui a Mar del Plata a conocer a
mi familia. Fue hermoso, lo mejor que me pasó en la vida. Otros chicos por ahí
se sintieron en algún momento del otro lado, pero a mí nunca me pasó. Yo tenía
miedo de haber inventado todo, de haber imaginado esto. Pero no”.
La apropiadora de Sebastián dijo que lo anotó como hijo propio por “ignorancia”
(Foto: Rolando Andrade)
Silvia
Beatriz Molina, apropiadora de Sebastián
Casado Tasca, aseguró ante el TOF 1 de La Plata que anotó como hijo propio al niño por
“ignorante” y dijo que pedía perdón porque “no sabía lo que estaba haciendo”.
Luego de la apertura del juicio con la lectura de la acusación contra Molina y Nora Raquel Manacorda, médica que
falsificó la partida de nacimiento de Sebastián, la apropiadora hizo uso de la
palabra. Con su testimonio, intentó victimizarse y por momentos cayó en
contradicciones que la incriminaron aún más en los hechos.
La acusada
contó que se casó muy joven con Ángel Capitolino (ya fallecido) y que al tiempo
se dieron cuenta de que no podían tener hijos. Luego, reconoció que fue ella
quien le dijo a su marido que conocía a una partera que le podía entregar a una
niña. Así dieron con María José -hermana de crianza de Sebastián-, a quien
inscribieron como hija propia.
Molina
explicó también que a los cinco años le dijo a Capitolino que no quería que
María José estuviera sola y, entonces, le pidió que le trajera un nene a través
de la misma partera.
Sin
embargo, Capitolino decidió conseguirlo de otra forma, contó Molina. “Lo esperé
en una plaza, él lo fue a buscar, estaba recién nacido y tenía el cordón
umbilical”, describió ante el Tribunal sobre la llegada de Sebastián, a quien
también inscribieron como hijo propio. Por esta situación culpó a Capitolino,
amigo del militar y ex miembro del Destacamento de Inteligencia 101 de La Plata Ricardo Luis Von Kyaw
(prófugo de la justicia), que fue quien entregó al niño.
Sobre su relación con los militares, Molina intentó explicar que ella y Capitolino los proveían con productos de su supermercado. Además, negó conocer a Manacorda pero, ante las repreguntas, tuvo que admitir que compartieron una cena.
Más tarde,
Molina afirmó ante los jueces que no les contó a Sebastián y a María José la verdad
porque entraba en crisis de solo pensar qué iban a hacer ellos si se enteraban
de que no eran sus hijos. Y reconoció que Sebastián y María José supieron que
no eran hijos biológicos por una carta que les envió una prima segunda.
Nuevo juicio por apropiación
El Tribunal
Oral Federal 1 de La Plata
dará inicio hoy al juicio por la apropiación de Sebastián José Casado Tasca, el
nieto número 82 restituido por Abuelas de Plaza de Mayo. En el banquillo de los
acusados estarán dos mujeres: su apropiadora Silvia Beatriz Molina y la médica
policial que firmó la partida de nacimiento falsa, Nora Raquel Manacorda. Ambas
imputadas deberán responder por los delitos de sustracción, retención y
ocultamiento de un menor y falsificación de documento público.
(Fuente: Tiempo Argentino)
Sebastián
recuperó su verdadera identidad en 2006, luego de que se acercara a Abuelas de
manera voluntaria. Gracias al análisis genético logró confirmar que es hijo de
Adriana Leonor Tasca y Gaspar Onofre Casado.
Sus padres,
ambos desaparecidos, integraban Montoneros cuando fueron secuestrados en
diciembre de 1977. Mientras Gaspar fue trasladado al centro clandestino de
detención que funcionaba en la
ESMA , Adriana fue vista en la Comisaría 5º de La Plata y en el centro
clandestino La Cacha ,
donde habría dado a luz a Sebastián alrededor del 27 de marzo de 1978.
El niño fue
entregado por el militar del Ejército y ex miembro del Destacamento de
Inteligencia 101 de La Plata ,
Ricardo Luis Von Kyaw (prófugo de la justicia), al matrimonio de Ángel Capitolino,
quien ya falleció, y Silvia Beatriz Molina, quien está imputada en el juicio.
El
matrimonio lo inscribió en el Registro Civil de las Personas como hijo propio
con el nombre de Sebastián Francisco Ricardo Capitolino con la complicidad de
la médica de la policía bonaerense, Nora Raquel Manacorda, quien firmó la
partida de nacimiento falsa. A partir de las 10 el TOF 1 dará inicio al juicio.
El Tribunal estará integrado por los jueces Carlos Rozanski, Pablo Jantus y
Pablo Vega y está previsto que durante el desarrollo del debate, que se
extenderá hasta diciembre, se presenten alrededor de 20 testigos. La fiscalía
estará a cargo de Hernán Schapiro y Gerardo Fernández y la querella de Abuelas
la llevarán los abogados Emmanuel Lovelli y Coleen Torres. jueves, 1 de noviembre de 2012
Cronograma de audiencias
Viernes 2 de noviembre (10 hs)
Lectura -
indagatorias
Nora Raquel
Manacorda (acusada)
Silvia
Beatriz Molina (acusada)
Sebastián Casado
Tasca (víctima)
Mario Luis
Frías (querellante)
Ana María
Tasca (querellante)
Viernes 9 de noviembre (10 hs)
María José
Capitolino
Victoria
Blanco
Alberto
Onofre Casado
Alfredo Onofre
Casado
María
Josefina Casado
Beatriz
Cancinos
Miércoles 14 de noviembre (10 hs.)
Delia Giovanola
de Califano
Mabel
Marcantoni
Estela Murgier
Liliana Gardela
Patricia
María Pérez Catán
Viernes 30 de noviembre (10 hs.)
Roque Luis
Miraldi
Liliana
Marta Silvestre de Miraldi
Ana María
Di Lonardo
María
Gabriela Fraga
Alicia Lo
Giúdice
María Luz Miraldi
Sergio Sosa
Viernes 7 de diciembre (14.30 hs.)
Alegatos
Viernes 14 de diciembre (10 hs.)
Alegatos
Últimas palabras
Comienza el juicio por la apropiación del nieto Sebastián Casado Tasca
(Comunicado de prensa)
Abuelas de Plaza de Mayo
informa que mañana, viernes 2 de noviembre, desde las 10, comenzarán las audiencias
públicas por la apropiación de Sebastián Casado Tasca, nieto restituido el 9 de
febrero de 2006.
El TOF 1 de La Plata , integrado en este
caso por los doctores Carlos Rozanski, Pablo Jantus y Pablo Vega, juzgará a la
apropiadora de Sebastián, Silvia Beatriz Molina, y a la médica que falsificó la
partida de nacimiento, Nora Raquel Manacorda, por los delitos de “retención y
ocultamiento de menor de diez años, supresión y suposición de estado civil y
falsedad ideológica de documento público”.
Luego de la lectura de
la acusación y de las indagatorias, prestarán testimonio Sebastián y los
querellantes Mario Luis Frías y Ana María Tasca.
El caso
Sebastián nació en marzo
de 1978, durante el cautiverio de su madre, Adriana Leonor Tasca. Ella fue secuestrada
en diciembre de 1977, embarazada de cinco meses, y fue vista en el CCD “La Cacha ”. Gaspar Casado, padre
de Sebastián, también fue secuestrado y según los testigos permaneció detenido
en la ESMA.
Alrededor del 27 de
marzo de 1978, Adriana dio a luz durante su cautiverio. El niño fue entregado
por un oficial de las Fuerzas Armadas a un matrimonio allegado, que lo
inscribió como hijo propio con una partida de nacimiento falsa firmada por
Manacorda, médica de la policía bonaerense.
En enero de 2005,
Sebastián se comunicó con Abuelas de Plaza de Mayo para hacer una consulta
sobre una causa que lo mencionaba como posible hijo de desaparecidos. Luego,
fue derivado a la CONADI
y, en septiembre de ese año, se realizó los análisis inmunogenéticos. Al tiempo,
pudo confirmar que era hijo de Adriana y Gaspar.
Está previsto que las
audiencias públicas se desarrollen los días 2, 9, 14, 28 y 30 de noviembre, en
la sede de la ex AMIA (Calle 4, entre 51 y 53, de La Plata ).
Esperamos que nos ayuden
a difundir este comunicado y que nos acompañen en estas audiencias para buscar
la condena a quienes robaron la identidad de nuestros nietos.
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