martes, 18 de diciembre de 2012

“Los apropiadores lo obligaron a adoptar una personalidad y una identidad que no eran las suyas”

Sebastián fue privado de vivir con su familia su primera infancia y arrebatado cuando aún tenía el cordón umbilical. Su derecho al nombre y a la libertad personal fue violado. Fue sustraído de su sistema de parentesco, no pudo vivir con sus padres –hoy desaparecidos– ni criarse para llegar a la adultez con el resto de sus familiares directos. “Los apropiadores lo obligaron a adoptar una personalidad y una identidad que no eran las suyas”, afirmaron los fiscales.
Estos argumentos y otros fueron esgrimieron al momento de presentar su alegato en la causa por apropiación de Sebastián Casado Tasca. Asimismo, hicieron referencia a la historia de Quinto y Adriana, sus papás; a los testimonios sobre “La Cacha”; al matrimonio Capitolino-Molina; a la hermana de crianza de Sebastián, María José, que habría sido entregada por un capitán; a la falsificación de documentos públicos; al papel de la médica Manacorda; a sus infortunadas alusiones sobre Julio López y Miguel Bru.
Especial atención por parte de la Fiscalía mereció la apropiadora Silvia Molina, quien en base a lo expuesto en el debate oral quedó claro que tuvo pleno conocimiento del delito que estaba cometiendo, y que aún sabiéndolo no hizo cambiar nada su accionar ni para contarle la verdad a Sebastián. Lo cierto es que ambas imputadas tuvieron conocimiento de lo que estaban haciendo y la apropiación y ocultación de Sebastián recién cesó por voluntad de otras partes y no de ellas.
La Fiscalía, en base a todo esto, pidió 12 años de prisión para Manacorda y 10 para Molina y además pidió la apertura de una investigación sobre el origen de María José.

viernes, 14 de diciembre de 2012


COMUNICADO DE PRENSA
Ref. Mañana continúan las audiencias en el juicio por la
apropiación de Sebastián casado tasca en La Plata.

Abuelas de Plaza de Mayo informa que mañana, viernes 14 de diciembre, continúan las audiencias en el juicio por la apropiación de Sebastián Casado Tasca, en el Tribunal Oral Federal Nº1 de La Plata, integrado por los doctores Carlos Rozanski, Pablo Jantus y Pablo Vega.
La audiencia comenzará a las 10, con la lectura del alegato, primero de la fiscalía y luego de las defensas de las imputadas Silvia Beatriz Molina (apropiadora de Sebastián) y Nora Raquel Manacorda (quien falsificó la partida de nacimiento). La sentencia está prevista para la semana que viene.
            Sebastián nació en marzo de 1978, durante el cautiverio de su madre, Adriana Leonor Tasca y luego fue apropiado por el matrimonio compuesto por Ángel Capitolino y Silvia Molina. Recién en 2006 pudo conocer a su familia, cuando recuperó su identidad el 9 de febrero de 2006.
Convocamos a la sociedad y los medios de comunicación a que nos acompañen en las audiencias para continuar construyendo este camino de verdad, memoria y justicia.

Ciudad de Buenos Aires, 13 de diciembre de 2012

viernes, 7 de diciembre de 2012

Abuelas pidió 16 años de prisión para la médica Raquel Manacorda y 13 para la apropiadora Silvia Molina


(Foto: Emanuel Lovelli, Ana María Tasca, Mario Frías Casado y Colleen Torre en la puerta del TOF 1 de La Plata minutos después de culminar el alegato).

“Nada excusa a Molina de no haber aportado nada a la justicia. Ni siquiera la situación de violencia a la que la sometía Capitolino. Molina es responsable junto con Capitolino y Manacorda de que Sebastián no hubiera conocido a su familia 22 años antes. Lo ocultó y retuvo durante 29 años, incluyó información falsa en distintos instrumentos públicos y usurpó su guarda, algo que alcanza todos los aspectos de la vida de Sebastián en aquella época”, afirmó el abogado de Abuelas Emanuel Lovelli.
El TOF 1, integrado por Carlos Rozanski, Pablo Jantus y Pablo Vega, escuchó hoy el alegato de la querella de nuestra Asociación en la causa por la apropiación de Sebastián Casado Tasca, hijo de Adriana Leonor Tasca y Gaspar Casado, desaparecidos en 1977, en la cual se está juzgando a Molina y Manacorda.
 “¿No hubo, cuando Molina se quedó sola, un momento para contarle la verdad a Sebastián?”, se preguntó Lovelli. “Molina se despertó todos los días siendo conciente de que a Sebastián lo buscaba su familia verdadera desde 1984, lo siguió reteniendo y prefirió priorizar su pseudomaternidad”. “La responsabilidad de contarle la verdad corrió por parte de María José, la hermana de crianza, y Molina volvió a evadirse, una vez más. Está claro que todos los avances que Sebastián logró respecto de su identidad los consiguió estando solo y lejos de Molina”.
“No se advierte ninguna acción tendiente a ayudarlo a que conozca su origen, Molina lo ocultó de su familia a sabiendas de que Abuelas había iniciado una causa e imputado a su esposo y a la médica Manacorda”. Por todo ello, la querella solicitó 13 años de prisión efectiva para la mujer.
Para Raquel Manacorda, la médica policial imputada por la falsificación de la partida de nacimiento de Sebastián, la pena requerida por los abogados de nuestra institución fue de 16 años, por ser “partícipe necesaria de su apropiación, retención y ocultación hasta los 28 años del joven”, momento en que éste conoció su origen gracias al resultado de las pericias genéticas efectuadas en el Hospital Durand de la Ciudad de Buenos Aires.
“La propia Silvia Molina le pidió a Ángel Capitolino que le consiguera un hijo, como ya lo había hecho con su otra hija, María José. Llegaron hasta La Plata, Capitolino dejó a Molina en una plaza y le trajo al rato a Sebastián, aún con el cordón umbilical. La médica Raquel Manacorda puso al servicio de esta apropiación ‘cuanto menos su rúbrica’”, subrayó Lovelli. “Y después no hizo nada para quebrar este estado antijurídico. No sólo le ocultó a Sebastián la verdad sino que también le ocultó la información al Estado”.
“Desconocemos las circunstancias del partos y los primeros pasos de Sebastián porque Molina no aportó nada en su testimonio. El matrimonio tenía un supermercado con el sugestivo nombre de ‘West Point’. Sosa, una testigo que trabajó sólo un año allí, dijo que a Capitolino le decían ‘el capitán’ y que vio a Fonquiau al menos cinco veces en el supermercado”.
¿Quién era Ricardo Luis Fonquiau? Represor poder de mando y decisión en el centro clandestino “La Cacha”, teniente 1ro, prestó servicio de 1976 a 1978, con total certeza debió conocer a Adriana Tasca, detenida en ese período. En democracia se recicló como dueño de una empresa de seguridad y hoy está prófugo.
Lovelli se refirió a la indagatoria de Capitolino, inverosímil por donde se la mire, tomada en una de las dos causas anteriores que desembocaron en el actual juicio: que él y su mujer habían viajado de Capital Federal a La Plata, que Molina estaba embarazada de nueves meses, que mientras tomaba una cerveza con un amigo ella rompió bolsa y él le pidió al amigo que llamara una médica y justo ahí apareció Manacorda (!).
“Pero en un fallido”, argumentó Lovelli, “a Capitolino se le escapó que esto ocurrió en la calle 54 nro. 22 entre 19 y 20, donde se emplazaba el Regimiento de Infantería Mecanizada Nro. 7 del Ejército, a cargo de La Cacha, el lugar donde permaneció detenida Adriana. Este regimiento tenía un sector de sanidad, por lo cual se puede pensar que Sebastián nació allí. Otra nieta apropiada, Cugura Casado, cuya partida fue firmada también por Manacorda y cuyo apropiador revistaba además en inteligencia del Ejército, nació en La Cacha”.
“Manacorda, en su testimonio, señaló que le tenía terror a Capitolino, ¡sin embargo le pidió una cámara de fotos para ir a Bariloche!”, remarcó Lovelli, “consolidaron los dos matrimonios una relación que quizá nació con el delito, pero fue estrechándose”.
En 1991 se separaron Molina y Capitolino y los chicos se quedaron con la apropiadora y dejaron de verlo. En 1999, María José se enteró que no era hija biológica, la “encaró” a Silvia Molina, ésta lo reconoció, y cuando María José le preguntó por Sebastián, también.
Por entonces, María José pensaba que podía ser hija de desaparecidos. No sabía cómo contarle a Sebastián, que ni sospechaba que no era hijo biológico, la verdad. María José se hizo el ADN y dio negativo, pero en esta instancia la Conadi la puso al tanto de la causa por Sebastián.
Más tarde, Molina le contó a Sebastián que no era su madre pero le dijo que lo había ido a buscar “a un lugar de mujeres solteras”. Esto ocurrió entre 1999 y 2000. Pasaron cinco años hasta que Sebastián se realizó el examen genético y recién ahí empezó a interiorizarse sobre la causa de su apropiación. Pronto conocería la declaración de Capitolino y se daría cuenta que había una posibilidad cierta de ser hijo de desaparecidos.
En el funeral de Capitolino, en 2005, Sebastián se encontró con Luz Miraldi, su actual compañera e hija de un primo de Capitolino, a quien le contó que ya sabía que no era hijo biológico, y ella, desde entonces, lo acompañó en la búsqueda y en la reconstrucción de su historia e identidad. El 9 de febrero de 2006 Sebastián se enteró del resultado del análisis de ADN. 

Las causas anteriores
Previo a esto, Lovelli había detallado las dos instrucciones que se habían sustanciado sobre el caso, para lo cual trazó una precisa cronología:
- 24 de octubre de 1984: Bruno Tasca y Ángela Barilli denuncian en La Plata la apropiación del hijo de Adriana Tasca, su hija desaparecida; en un principio se pensó que el nieto podía un niño que finalmente se hizo los exámenes de histocompatibilidad que establecieron que no era, y entonces la causa se archivó.
- Año 2001: la causa se desarchiva en el marco de los Juicios de la Verdad en La Plata.
- 7 de febrero de 2006: el Banco Nacional de Datos Genéticos (BNDG) determina que Sebastián Capitolino es en realidad el hijo de Adriana y Quinto Onofre Casado. La Cámara Federal remite los autos al juzgado de origen, el Federal N° 1, que comenzó la instrucción que condujo al actual juicio.
- 16 de marzo de 2006: Sebastián pide que se declare a nulidad de su partida de nacimiento y ser inscripto con su verdadera filiación.
- Mayo de 2006: el fiscal pide la indagatoria a Ángel Capitolino, Silvia Molina y Raquel Manacorda.
- Noviembre de 2008: la querella de Abuelas de Plaza de Mayo pide la revocación del sobreseimiento a Manacorda y Molina; ya había fallecido Ángel Capitolino.
- Año 2009: el fiscal repite su solicitud de que se indague a Molina por apropiación, retención y ocultamiento de Sebastián.
- 13 de octubre de 2009: se declara imprescriptible, por ser un delito de lesa humanidad, la apropiación de Sebastián, y se ordena la detención de Manacorda y Molina.
- 28 de octubre de 2009: procesamiento de ambas.
- Elevación a juicio oral y público de la causa y pedido de detención del represor Fonquiau, quien ese mismo día se fuga y hasta hoy sigue prófugo con pedido de captura internacional.
Los hechos probados
Hubo tiempo para un repaso por los principales dichos de los testigos que prestaron declaración a lo largo del debate oral, como Estela Murgier, quien relató cómo fueron “cayendo” todos los compañeros de Quinto y Adriana, y como Ana Tasca, quien recordó el abrazo de Quinto a su madre al despedirse en Mar del Plata y el de Sebastián con su abuela, al ser restituido, dos abrazos iguales según ella.
Lovelli reconstruyó los últimos meses de Adriana y Quinto; la vuelta de la pareja a La Plata provenientes de Mar del Plata; las medidas de seguridad que tomaban por la situación de persecución que ya se vivía en el país; el pedido de Adriana a Estela Murgier para que sea la madrina de su hijo; el allanamiento en la casa de la familia Casado en la ciudad de Azul; el testimonio conmovedor de Tito, uno de los hermanos de Quinto, quien narró los esfuerzos de las dos familias por encontrar a “los chicos” (como les decían a Adriana y Quinto) a poco de que fueran secuestrados, y la incertidumbre de la desaparición.
El letrado de Abuelas también se refirió al testimonio de Patricia Pérez Catán, quien estuvo detenida en La Cacha y conocía a Adriana de Mar del Plata, que además pasó por la Comisaría 8va. (el mismo recorrido que Adriana), y que rememoró en su momento a las dos enfermeras, Arce y Fornida, cautivas ambas como ella, que le contaron que habían estado con Adriana, que el embarazo continuaba y que les pedía que buscaran al niño o niña para fines de marzo o principios de abril de 1978.
Ésta fue la noticia que le llegó a la familia Tasca a través de la familia Pérez Catán, cuya hija recuperó la libertad, no así las dos enfermeras que todavía hoy siguen desaparecidas. A los Casado, la noticia del secuestro de Quinto les llegó por Silvia Gardela, una ex detenida. Los Casado y los Tasca comenzaron la búsqueda como miles de familias: instituciones, hábeas corpus, iglesias, casas cuna.
Durante el alegato los abogados de Abuelas recuperaron pasajes de los testimonios de Ana Tasca y de Tito Onofre Casado, éste último marcado por el recuerdo de su hermano Toto, el primero que empezó la búsqueda en su familia y que lamentablemente se suicidó hace más de 20 años. La “posta” de Toto la tomaría luego su hermana Josefina, “Cotita”, quien también dio testimonio, y los primos de Sebastián, Mario Frías entre ellos, querellante en este juicio además. La precisa tipificación legal de los hechos y el concurso de los delitos corrió por cuenta de Colleen Torre, la otra abogada a cargo de la querella de Abuelas.
Resta la esperanza de que la sentencia que dicte el tribunal sea capaz de revertir los terribles y angustiantes efectos de la apropiación sobre la víctima directa, Sebastián, y sobre su familia, su única familia, la que lo buscó casi 30 años con la verdad y el amor como únicas banderas.

miércoles, 5 de diciembre de 2012

El viernes la Querella de Abuelas expondrá su alegato


Abuelas de Plaza de Mayo informa que el viernes 7 de diciembre a partir de las 15, la querella de Abuelas de Plaza de Mayo presentará su alegato en el TOF 1 de La Plata, en el juicio por la apropiación de Sabastián Casado Tasca, hijo de Adriana Leonor Tasca y Gaspar Casado, desaparecidos en 1977.
El TOF 1 integrado por Carlos Rozanski, Pablo Jantus y Pablo Vega, está juzgando a la apropiadora de Sebastián, Silvia Beatriz Molina, y a la médica que falsificó su partida de nacimiento, Nora Raquel Manacorda. Los abogados Emanuel Lovelli y Collen Torre, en representación de la Asociación Abuelas de Plaza de Mayo, Mario Frías Casado y Ana María Tasca, expondrán el alegato contra las imputadas en la sede de la ex AMIA, Calle 4, entre 51 y 53, de La Plata, donde se está llevando adelante este juicio.
Sebastián nació en marzo de 1978, durante el cautiverio de su madre. Ella fue secuestrada en diciembre de 1977, embarazada de cinco meses, y fue vista en el CCD “La Cacha”. El padre de Sebastián, también fue secuestrado y según los testigos permaneció detenido en la ESMA. Alrededor del 27 de marzo de 1978, Adriana dio a luz durante su cautiverio. El niño fue entregado por un oficial de las Fuerzas Armadas a un matrimonio allegado, que lo inscribió como hijo propio. Recién en febrero de 2006, Sebastián pudo confirmar que era hijo de Adriana y Gaspar.
Esperamos que puedan acompañarnos en este juicio para buscar la condena a quienes robaron la identidad de nuestros nietos.
Seguí el juicio en: juicioporapropiacioncasadotasca.blogspot.com.ar/

Miércoles 5 de diciembre de 2012, Ciudad de Buenos Aires.

“Él nunca dejó de avanzar en lo que fue la búsqueda de su identidad”


Luz Miraldi, es la mamá de la hija de Sebastián Casado Tasca, pero antes de eso fue quien le ayudó a Sebastián a conocer su verdadero origen. Luz declaró el viernes pasado en el Tribunal Oral Federal N1 de La Plata, donde se está juzgando a su tía segunda Silvia Molina y a la médica que firmó la partida de nacimiento falsa de Sebastián, Nora Manacorda.
Luz contó que no se frecuentaban mucho con los Capitolino (apropiadores de Sebastián) y que los recuerdos que tenía eran de algún cumpleaños de María José (hermana de crianza de Sebastián) y sobre todo del cumpleaños de 80 de su abuela. “Nosotros cuando éramos chicos le preguntábamos a nuestros padres por qué María José y Sebastián eran tan distintos si eran hermanos, y fue ahí que mis padres nos contaron que eran adoptados”. Pero tanto Sebastián como María José no pasaron por ningún trámite de adopción sino que fueron inscriptos como hijos propios por el matrimonio de Ángel Capitolino y Silvia Molina.
El relato de Luz continuó con su encuentro con Sebastián luego de la muerte de Capitolino: “Después del entierro de Ángel y compañé a Vanina (Falco) la hermana de Juan Cabandie y pensé en Mariano en ese momento (Juan luego de su restitución, y se me vino la imagen de Sebas. Y a partir de allí tuve la ilusión de volver a verlos”. Luz era conocida de la hermana de crianza de Juan Cabandié y fue con esa historia que comenzó a sospechar si Sebastián podía ser también hijo de desaparecidos.
“Cuando falleció Ángel, esa mañana me fui a chacharita y la vi a María José. Sebas no había llegado, me acerque. Le quería contar todo y me quede sin palabras y un día se encuentra María José con mama y decidimos juntarnos todos”. Luz recuerda que en esa reunión habló con Sebastián sobre su origen: “Nos quedamos horas hablando de su origen, yo le conté que sabía que eran adoptados, que ese año había ido a Abuelas, que por ahí no lo habían regalado y entonces, se acercó a Abuelas”.
Luz acompañó a Sebastián durante esos días. “Yo vi en Sebas un gran temor, yo sabía por la historia de Vanina y Juan Cabandié de la existencia de la Conadi, y le propuse que fuéramos y le prometí que lo iba a acompañar en lo que sea. Y fuimos y nos recibieron muy bien y allí Sebas comenzó un proceso de búsqueda muy fuerte siempre con miedo por lo que iba a pasar con Silvia, y a no dar con su familia biológica”.  La historia entre Sebastián y Luz continuó, hoy tienen una hija y una historia en común, aunque ya no estén juntos:
-Cómo es tu relación hoy con Sebastián.- Quiso saber uno de los jueces.
-Es muy buena, para nosotros buscar juntos su identidad y encontrar la familia y compartir nuestra hija es lo más maravilloso que nos pasó. -Respondió Luz.
            Los jueces preguntaron también sobre la actitud de Silvia frente a la restitución de identidad:
-Cómo fue la relación de Sebastián y Silvia.
- Fue un tiempo muy profundo. Silvia mostró mucho enojo, tristeza, y Sebas cambió mucho la relación por ella. Aunque siente afecto, el necesitó exteriorizarse en dos cosas centrales: a partir del 29 de septiembre, no le dijo más mamá, automáticamente. Y dijo que mi hija tiene solo cuatro abuelos, los biológicos.
            Luz pudo reconstruir el proceso de restitución de Sebastián y aseguró: “Él nunca dejó de avanzar en lo que fue la búsqueda de su identidad”.

viernes, 30 de noviembre de 2012

"Fuimos a la casa del niño a hablar con la familia pero nos atendió un hombre en chancletas que nos echó"


La Abuela Delia Califano acompañada por la nieta Eugenia Sampallo Barragán, luego de declarar.

La Abuela de Plaza de Mayo Delia Califano prestó testimonio luego de un cuarto intermedio. Relató que recibió en la institución una denuncia que decía que había un chico que podía ser su nieto. “Estela (de Carlotto) me preguntó si me quería hacer cargo de esa búsqueda. Entonces fuimos a la casa del niño a hablar con la familia. Llegamos y nos atendió un hombre en chancletas y le dije: 'Usted está criando un chico que creo que es mi nieto'. Este señor nos echó. Nos conectamos con un quiosquero del barrio y tratamos de averiguar a qué escuela iba el nene y fuimos ahí y le expliqué que yo era una Abuela de Plaza de Mayo, que creía que al establecimiento asistía un niño que podría ser mi nieto y la directora se puso a nuestra disposición”. Muchos años más tarde Delia se enteró finalmente que ese niño era un nieto, aunque no el suyo. Ella todavía sigue buscando.

La médica que falsificó la partida de Sebastián incurrió en decenas de contradicciones


Nora Raquel Manacorda, la médica que firmó la falsa partida de nacimiento de Sebastián Casado Tasca, pidió declarar ante el Tribunal Oral Federal Nº 1 de La Plata.
“El doctor Cano me pidió que firmara una partida y me negué. Pero él me dijo que a Richieri no se le podía decir que no. Al día siguiente me rodearon y me dijeron que firmara, volví a negarme y me dijeron: ‘Doctora, tenemos que llevarnos esto firmado’, y amenazaron con llevarse a mis hijos. Yo tenía miedo así que firmé. ‘Se salvó doctora’, me dijeron”.
Consultada por el juez Rozansky sobre qué documentación firmó, Manacorda contestó: “Un certificado de nacimiento, la única vez”, aunque un minuto después admitió que firmó dos. “¿Qué pensó que pasaba con esa criatura?”, le preguntó Rozansky. “En ese momento nada –repuso la médica–, después pensé que había sido entregada como botín de guerra. No podíamos hacer nada”. “¿Hasta cuando trabajó en la policía?”, quiso saber el magistrado. “Hasta 2004”, dijo ella. “¿Usted seguía en la fuerza policía y no podía hacer nada?”, insistió Rozansky. “No, no había ninguna garantía (sic). Por eso seguí en la Policía hasta que me jubilé”.
Manacorda se contradijo en varios pasajes de su declaración. Primero dijo que no conocía a Ángel Capitolino (el apropiador de Sebastián) y después que sí. Lo conoció a finales de 1984, después de una pericia caligráfica por la causa por apropiación. “A veces aparecía en casa a buscar a mi marido, Enrique Villagra, que para protegerme lo acompañaba”.
La médica se retiró con el grado de subcomisaria. Antes, como oficial de servicio, había conocido a la mujer de Capitolino. “Si este chico (por Sebastián) hubiera ido a mi casa este chico a preguntarme yo le hubiera dicho todo”. “¿No era más fácil que usted encontrara al chico?”, preguntó el juez. “Sí, pero si yo le decía Capitolino me mataba”. Rosansky, en tono más fuerte, le preguntó si “el miedo era más grande que el dolor de saber que había un chico sin su verdadera identidad”. “Sabiendo lo que pasaba, sabiendo que este chico tenía su identidad vulnerada, siendo oficial de policía y ya en democracia, ¿no podía hacer nada por miedo?”. “Yo le tenia mucho miedo, era terrible, golpeaba puertas, amenazaba con matarme”.
“Yo me siento una afortunada de haberme salvado. Mi padre era sindicalista y estuvo preso en 1975. Yo podría haber desaparecido”, afirmó la médica. “Pero usted hizo una carrera policial”, le recordó el magistrado. “Sí, pero yo tenía miedo, en la democracia desapareció Julio López, Miguel Bru” (sic). Esta respuesta disparó el enojo de Rosanzky, quien remarcó que ella hizo “todos los cursos antes para ascender en la carrera policial antes de q desaparecieran Bru y López”. “Pero yo tenía el miedo internalizado, ¡estaba Etchecolatz!”,

Preguntas de la querella
- ¿Cuándo se enteró que había muerto Capitolino?
- En este juicio.
- Después de la pericia caligráfica por aquella primera causa, ¿estuvo detenida?
- No sé, creo q no… No, no estuve.
- ¿Sabe si Richieri está vivo?
- No.
- Además de policía, ¿prestó servicios en forma privada?
- En el Diagnostico, en mi casa, en mi consultorio.
- ¿En el Argentino?
- Sí, hace mucho, hice algunas guardias.
- ¿Cuándo fueron a pedirle que firmara la partida? ¿A qué fuerza pertenecía la persona que se lo pidió?
- No sé, estaban patrulleros, serían de la Policía.
- ¿Tuvo referencias de un lugar llamado ‘La Cacha’?
- Sí, pero en democracia recién, lo supe por los diarios.
- Habiendo supuesto que Sebastián había recuperado su identidad, ¿no pensó que podría haber nacido ahí?
- No porque el certificado no decía la casa.
- Cuando le dijeron que negara todo en la otra causa, ¿quién se lo dijo?
- El comisario.
- ¿Cómo se llamaba?
- No me acuerdo.
- En Brigada femenina, ¿recuerda haber visto bebés NN?
- No.
- ¿Hasta qué año estuvo Richieri?
- No me acuerdo.
- En las brigadas femeninas, ¿qué tarea hacía?
- Las limpiábamos, hacíamos los cultivos de flujo y les dábamos medicamentos. Yo cumplía con esa tarea.

jueves, 29 de noviembre de 2012


GACETILLA DE PRENSA
Ref. Mañana en el juicio por la apropiación de Sebastián Casado Tasca declaran su compañera Luz Miraldi y la Abuela Delia Califano.

Abuelas de Plaza de Mayo informa que mañana, viernes 30 de noviembre, desde las 10, se retomarán las audiencias en el juicio por la apropiación de Sebastián Casado Tasca, nieto restituido en febrero de 2006.
El TOF 1 de La Plata comenzará tomando testimonio a la Abuela Delia Califano y luego continuará con Luz Miraldi, compañera de Sebastián y madre de su hija. Luz fue fundamental una pieza fundamental para que Sebastián se animara a buscar su verdadera identidad.
También brindarán testimonio la coordinadora del equipo terapéutico de Abuelas de Plaza de Mayo, Alicia Lo Giúdice y Sergio Sosa,  empleado del supermercado en Ángel Capitolino, apropiador de Sebastián, ya fallecido.
El TOF 1 de La Plata, integrado por los doctores Carlos Rozanski, Pablo Jantus y Pablo Vega, está juzgando a la apropiadora de Sebastián, Silvia Beatriz Molina, y a la médica que falsificó la partida de nacimiento, Nora Raquel Manacorda, por los delitos de "retención y ocultamiento de menor de diez años, supresión y suposición de estado civil y falsedad ideológica de documento público".
Esperamos que nos acompañen en estas audiencias para buscar la condena a ladrones bebés, y agradecemos la difusión de esta información.
Recordamos que las audiencias son públicas y se desarrollan en la sede de la ex AMIA (Calle 4, entre 51 y 53, de La Plata). El alegato de nuestra querella está previsto para el viernes 7 de diciembre. Seguí el juicio en: juicioporapropiacioncasadotasca.blogspot.com.ar/

Jueves 29 de noviembre de 2012, Ciudad de Buenos Aires.


jueves, 15 de noviembre de 2012

"Fue increíble ver bajar del auto a Sebastián, tan igual a Quinto, no se podía creer”


Estela Murgier, compañera de facultad y de militancia de Adriana Tasca, también dio su testimonio ayer ante el TOF 1 de La Plata. “Éramos muy amigas, las dos estudiamos derecho. Nos conocimos en 1974 y con Sebastián, que es su hijo, a partir de la restitución de su identidad fuimos armando un vínculo muy profundo”.
“Adriana vivía en la calle 10 entre 47 y diagonal 74, en el cuarto piso, con otras dos chicas, Mabel Marcantoni, veterinaria, y Marcela, compañera de derecho. Cuando yo la conocí no militaba. Sí se interesaba mucho en la política. Trabajaba en la Caja de Abogados como becaria. En 1975 Quinto fue un día a estudiar derecho laboral con Marcela y ahí comenzaron a ponerse de novios con Adriana. Quinto ya en esa época militaba. Tiempo después, para fines de 1975, ya ni Quinto ni Adriana militaban en la facultad. Llegamos a ser muy amigas, pero ella no hablaba de la militancia”.
“A finales de diciembre el 1976 Adriana vino desesperada. Habían secuestrado a un compañero de la Caja de Abogados y tenía que dejar la casa, me pidió plata y como yo no tenía le di unas pulseras de oro. Apareció a la semana, me contó que habían dormido en un hotel alojamiento, después se fueron a Mar del Plata, en enero estuve  con ellos allá”.
“Yo nunca tuve militancia. Ella me dijo que mejor que no supiera porque ellos estaban prófugos. Me fui sin mirar, mirando para abajo, discutí con Quinto, ellos decían que había que resistir, que otro país era posible, que muchos compañeros ya habían caído y por que por esos compañeros había que seguir luchando”.
“El 8 y 9 de octubre llegaron de sorpresa acá en La Plata. Adriana estaba embarazada. Se le notaba la panza, fuimos al teatro, se le hinchaban las piernas. Ese día vinieron con Quinto, después ella vino sola muchas veces en octubre. Estaban muy contentos los dos, le iban a poner José a su hijo por un compañero que conocí en su casa en Mar del Plata que lo agarraron unos días antes, lo mataron en la calle”.
“Años después, en un juicio por la verdad en Mar del Plara pude saber que José era Constantino Valledor y que lo mataron el 6 de octubre del 77. Actualmente yo soy abogada querellante en el juicio conocido como Base Naval 2, por Abuelas, y hemos podido reconstruir el destino de muchos compañeros de los chicos que fueron secuestrados en Mar del Plata: Silvia Castilla, la pareja de Valledor; el 20 de octubre mataron a Walter Rosenfeld y Patricia Marcuzzo; Liliana Pereyra y Alberto Cagnola, y otros. Todos militaban con Quinto, eran del mismo grupo, al resto los llevaron a la Esma igual que a Quinto”.
“Yo a Adriana la acompañaba a tomarse el colectivo, ella me decía que vivía en una pensión con Quinto. Nunca supe qué colectivo tomaba. Nunca supe dónde vivieron. Una vez se quedó a dormir en casa porque Quinto había viajado. A principio de noviembre de 1977 me dijo que no quería ir más a casa porque me ponía en riesgo. Yo la convencí de verla, porque la veía muy sola, estaban muy solos, no lo decían pero se notaba, uno veía lo que pasaba en La Plata. Y entonces nos vimos en algún café y una vez en casa me dijo que me despreocupara y me pidió que fuera la madrina de su hijo y que si le llegaba a pasar algo, que lo cuidara, y creo que cumplí porque lo busqué siempre junto con la familia”.
“La última vez que los vi, en noviembre de 1977, ya me había recibido de abogada y un día bajé en un micro en Constitución y atrás bajaron ellos dos. Ella estaba con el pelo corto, muy distinta, y el 29 de noviembre, el día de mi cumpleaños, ellos fueron a visitarme al estudio donde yo trabajaba. Se quedaron dos horas esperándome. Y yo justo ese día no fui”.
“A los hermanos de Quinto los encontré en diciembre de 1983. Todos llevábamos carteles, unos con el de Quinto y otros el de Adriana, y yo tenía un cartel de la abuela Angelita que decía que Adriana estaba embarazada, y ahí me enteré que Quinto había estado en la Esma. Los abuelos Tasca la buscaron Adriana desde el primer día, Angelita es Madre y Abuela de Plaza de Mayo, su vida estuvo signada por la búsqueda, nunca claudicó, nunca dejó de buscar a su hijo y a su nieto, la búsqueda fue muy artesanal, la única noticia firme que tenía eran los dichos de las enfermeras, no había testigos de parto de Adriana, era la esperanza de que hubiera nacido y por momentos pensar que no, que la habían matado antes”.
“Con la democracia se renovaron las emociones y las esperanzas con las primeras restituciones de identidad, y Angelita estaba siempre ahí, siempre en la búsqueda. Más tarde, en 1998, cuando se hizo el Juicio por la Verdad en Mar del Plata, Ana (Tasca, la hermana de Adriana) declaró y entonces comenzamos a conectarnos con los sobrevivientes de La Cacha, con los abogados, a entrevistar a militantes, a Alejandro Incháurregui del Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF), a investigar las últimas células de Montoneros, buscando cuál había sido el destino final y sobre todo buscando al hijo de Adriana. Ana anotaba todo en un cuadernito y yo en una agenda que le regale a Sebastián cuando apareció”.
“El 9 de febrero de 2006 Ana me llamó y me contó la noticia. Fuimos corriendo al laboratorio de ella, nos abrazamos, llamó a la Conadi y le ofrecieron hablar con Sebas y después me pasó con él, fue increíble, ese día llegaron a Mar del Plata y estaban todos los Casado, también vinieron la hermana y los primos de crianza de Sebas, fue increíble verlo bajar del auto, tan igual a Quinto, no se podía creer”,
“Sé que fue entregado al matrimonio Capitolino-Molina por un represor de la Cacha, Ricardo Von Kyaw, y el matrimonio le puso Sebastián Ricardo, entiendo que por agradecimiento, como hicieron tantos apropiadores, así como también nombraban padrinos a los entregadores”.
“Silvia Molina nunca se acercó a la familia. No se acercó como madre, como no lo acompañó cuando él decidió buscar su identidad. Nunca habló con ninguna de las abuelas de Sebastián, no pidió perdón, y al fin y al cabo ella lo ocultó, lo retuvo mientras todos los buscaban”.
“Sebas es un chico excepcional, íntegro, inteligente, que buscó su identidad, que cuando conoció su familia biológica, para recuperar el tiempo perdido, le puso mucha garra. Es un digno hijo de sus padres. Por último quiero decirle algo a Manacorda (la médica que firmó la falsa partida de nacimiento): como médica de la policía seguro que pudo entrar a los lugares, ella sabe cómo fue el parto. Y le pido que tenga un mínimo acto de dignidad y le diga a la familia qué hicieron con Adriana”.

"¿Te enteraste que los chicos que tiene Ángel (Capitolino) son de gente desaparecida?"


En la jornada de ayer declaró Juana Beatriz Cancinos, una empleada del supermercado que tenía Ángel Capitolino en La Plata.
“En 1982 una vecina, Soledad Sosa, me dijo que su marido podía recomendarme para trabajar de cajera en un negocio, me presenté y me tomaron. El negocio se llamaba ‘West Point’, le puso así por la academia norteamericana. Más tarde, un día viene Soledad y me dice: ‘¿Te enteraste que los chicos que tiene Ángel son de gente desaparecida?’. Y así fue pasando el tiempo. Ángel era una persona muy violenta, no hubo empleado que no le haya hecho juicio, y violento sobre todo con Silvia: la maltrataba psíquicamente y ella tenía que hacer lo que él quería. Una tarde la llevó detrás de una góndola y le pegó delante de todos y después que la golpeó yo le llevé hielo y le compré una pomada. Ángel acostumbraba pensar en voz alta, y así a mi vecina Soledad le contó que la nena se la había traído un capitán del ejército del norte, de Santiago del Estero, y que el nene era de gente desaparecida. Dejé el trabajo en 1983. Ángel estaba muy nervioso, ‘estas viejas a mi me van a romper el…’”, decía, refiriéndose a las Abuelas.

miércoles, 14 de noviembre de 2012



Ref. Hoy continúan las audiencias en el juicio por la apropiación de Sebastián Casado Tasca.
Abuelas de Plaza de Mayo informa que hoy, miércoles 14 de noviembre, desde las 10, se retomarán las audiencias en el juicio por la apropiación de Sebastián Casado Tasca, nieto restituido en febrero de 2006.
El TOF 1 de La Plata comenzará tomando testimonio a Estela Murgier y Mabel Marcantoni compañeras de facultad y de militancia de los padres de Sebastián y luego continuará con la testigo Beatriz Cancinos, empleada del supermercado que tenía el matrimonio compuesto por Ángel Capitalino y Silvia Molina, esta última imputada en el juicio. Por último, declarará Patricia Pérez Catán, ex detenida del Centro Clanndesino La Cacha, donde estuvo detenida Adriana Tasca, mamá de Sebastián.
El TOF 1 de La Plata, integrado por los doctores Carlos Rozanski, Pablo Jantus y Pablo Vega, está juzgando a la apropiadora de Sebastián, Silvia Beatriz Molina, y a la médica que falsificó la partida de nacimiento, Nora Raquel Manacorda, por los delitos de "retención y ocultamiento de menor de diez años, supresión y suposición de estado civil y falsedad ideológica de documento público".
Esperamos que nos acompañen en estas audiencias para buscar la condena a ladrones de nuestros nietos, y gradecemos la difusión de esta información.
Recordamos que las audiencias son públicas y que las próximas se desarrollarán los días 14, 28 y 30 de noviembre, en la sede de la ex AMIA (Calle 4, entre 51 y 53, de La Plata).
MIércoles 14 de noviembre de 2012, Ciudad de Buenos Aires.

lunes, 12 de noviembre de 2012

“La genética tiene un peso terrible, esa bonhomía, esa valentía, ese sentido de justicia que tiene, es la de Quinto”


El último testimonio de la segunda jornada de audiencias en el juicio por la apropiación de Sebastián Casado Tasca, fue María Josefina “Cotita” Casado, tía paterna de Sebastián. “No la conocí a Adriana, yo estaba detenida en el 76, cuando Quinto la conoció. Supe que estaba en pareja con Adriana, lo supe por una carta que él me mandó a la cárcel.  Yo estaba detenida en San Juan, a Adriana la conocí por fotos”.
Cotita estaba ligada a Montoneros y estuvo detenida hasta julio del 79. Ella se enteró de la desaparición de Quinto, junto con la desaparición de su hermana Mariela y su compañero, Pedro Frías. “No me lo habían querido decir antes para no angustiarme estando detenida”.
Cotita narró cómo fue la búsqueda: “Mi mamá hizo todo lo que hicieron las madres en aquella época. Se contactó con las Abuelas”. Cuando salió de la cárcel se enteró de que Mariela y Adriana estaban embarazadas al momento de su desaparición. “Después de la cárcel, yo tuve una hija que nació en la cárcel, yo tenía un bebe que tenía un año cuando me detuvieron, fue muy difícil recomponerse”, rememora. Luego explica las consecuencias de tener familiares desaparecidos: “El ocultamiento del hijo de Quinto y Adriana, durante tantos años, tuvo profundas consecuencias en nuestra familia. Y recuerda, como su hermano Alberto que había declarado horas antes el suicidio de su hermano “Toto”. “Él fue el primero que hizo las averiguaciones, si hubiera encontrado a Sebastian quizá hubiera tenido otra vida y no se hubiera suicidado a los 32 años”, lamenta.
            Como en el relato de todos los familiares de Sebastián su encuentro les devolvió la vida: “Yo colaboraba ya hacía años en Abuelas de Plaza de Mayo. Fue una explosión”, se emociona. Cotita fue una de las primeras en conocer a Sebastián cuenta le preguntó si quería conocer a la familia y que su sobrino aceptó de inmediato: “Estás seguro le pregunté, ¡Mirá que somos muchos!”, recuerda. Para Cotita el encuentro con Sebastián la culminación de una etapa y el inicio de otra. “La genética tiene un peso terrible, esa bonhomía, esa valentía, ese sentido de justicia que tiene, es la de Quinto”, concluye.

viernes, 9 de noviembre de 2012

“Vino solo, estuvimos charlando y después de eso nadie lo volvió a ver”


Otro testimonio en la audiencia de hoy fue el de Alfredo Onofre Casado, alias Tronco, tío paterno de Sebastián. “Yo vine a vivir a La plata en el 75, y me quedé hasta el 81”, situó el relato en el tiempo.
“Cuando llegué él (por su hermano Gaspar, alias Quinto) estudiaba derecho y nos veíamos con frecuencia”. Cuenta que su hermano lo seguía y que tenían una relación muy estrecha. “Pasado cierto tiempo, Quinto ya se había ido de La Plata”, recuerda y cuenta que luego regresó con Adriana tasca, su compañera, a La Plata, pero que la situación ya era compleja, peligrosa. “Cuando vuelven a vivir a la ciudad lo hacen desde Mar del Plata: “Se alojaron en casa y estuvieron dos o tres semanas, después de eso él se fue supuestamente a algún lugar del conurbano, y pasado un tiempo de que se fue de casa arreglamos una reunión en la Estación de Constitución”, recuerda.
El testimonio de Alfredo fue breve, pero preciso. Así recuerda la última vez que vio a su hermano: “Él vino solo, tuvimos una charla y después de eso nadie lo volvió a ver porque al poco tiempo nos avisaron desde Mar del Plata, los padres de Adriana, que se los habían llevado”.

“Nosotros a Sebastián lo estuvimos buscando siempre y siempre lo estuvieron ocultando”


El tercer testigo de la jornada de hoy fue Alberto Casado, hermano de Gaspar (“Quinto”) y tío de Sebastián.
“Vivíamos en Azul en el momento de la desaparición. Quinto, como le decíamos, era cuatro años mayor que yo, yo era el séptimo hijo. Él terminó la secundaria en 1972, llegó en el 73 a La Plata a estudiar derecho. Nos veíamos con frecuencia porque él iba a Azul cada mes o cada dos meses y además allá tenía una novia. Otro motivo por el que lo veía era que mi padre era director por el distrito de Azul de la Caja de Abogados, entonces él viajaba seguido para acá, para La Plata, y mientras hacía sus actividades acá yo lo esperaba a Quinto en la Plaza Moreno y nos íbamos a una pizzería muy chiquita donde se comía de parado. Para mí Quinto era un referente, de esos que uno tiene en la vida, yo lo veía como alguien mucho más grande, algo que hoy me parece mentira porque después esa relación se invirtió, en mi memoria él sigue teniendo 22 años”.
“Quinto empezó a militar entre el 74 y el 75 en la Juventud Peronista. En algún momento, él y Adriana viajaron a Azul y ahí la conocí a ella, o nosotros vinimos acá, no me acuerdo. Los dos estudiaban acá en La Plata, posteriormente supe que ella también tenía militancia”.
“Yo los vi por última vez en 1977, fines de agosto o principios de septiembre. Combinamos y yo los fui a visitar a Mar del Plata, a donde ellos se habían mudado, estuve ahí diez días, solo, compartiendo con ellos. En la Terminal, antes de despedirnos, me contó de la militancia de los dos. Este viaje después lo revaloricé porque fue el último encuentro con ellos. Me acuerdo que en la casa, tirados en una cama marinera, ellos dos acostados, el abrazando la panza de ella, me contaron con una alegría enorme del embarazo. Ese día o al día siguiente, a solas con él, le dije: ‘Quinto, vas a tener un hijo, están matando gente, salite’. Él me dijo que no, que no podía y que ahora tenía un motivo más que antes para luchar por un país más justo, y yo no pude refutarlo porque me estaba hablando con la verdad, tal vez arriesgando la vida pero la apuesta era precisamente a la vida y no a otra cosa”.
Alberto relató un allanamiento que padeció junto a su madre y tres hermanos en Azul en ocasión del día de cumpleaños de Quinto, el 21 de noviembre de ese año. “Me despertaron con una pistola en la cabeza, no puedo recordar la cara, recuerdo la luz de un televisor en la habitación en la que estábamos, era cerca de medianoche. Habían golpedo la puerta y entraron, a mí me pusieron una capucha, tipo bolsa negra, y me golpearon con una enciclopedia, preguntándome por Quinto. Eran dos, uno golpeaba y el otro se hacía el bueno: ‘Dale, él quiere saber nomás, mirá que le encanta la sangre’, decía. Yo estaba en calzoncillos, ya era el amanecer, me tiraron en una cama cucheta, me ataron con alambre o con cable y dijeron que volvían. Yo pensé que volvían y que no sobrevivía esa noche, yo era muy cándido, creí que habían ido a buscar herramientas para continuar la toruura, pero después `Tronco`, mi hermano que estaba en una habitación arriba, vino y me desató. Buscamos a mi hermano más chico y a mi madre y los encontramos en un bañito del fondo que le habían sacado el picaporte para que no puedan salir. Me bañé para sacarme la sangre y nos fuimos a hablar con mi padre, que estaba separado de mi padre y vivía en el centro de Azul, fuimos con Tronco, le contamos lo que había pasado y ahí salimos todos para Mar del Plata para hablar con la familia Tasca. Lo que yo escuchaba era la idea de tratar de encontrarlos, conseguir un avión, sacarlos del país… Después nunca más los encontramos”.
“Un día mi madre me contó que los Tasca habían tenido noticias de Adriana por dos enfermeras que habían estado con ella en el centro clandestino La Cacha, que la habían visto atada y vendada, y que pedía que avisaran a su familia que su hijo iba a nacer entre la última semana de febrero y la primera de marzo de 1977, ella pensando que lo iban  a entregar o a dejar en algún lugar. De Quinto tuvimos noticias por Toto, mi hermano más chico, que tenía contacto con el Cels, y así supimos que había aparecido en una lista como detenido en la Esma por un sobreviviente que había declarado en España. Después otro ex detenido, Gasparini, no me acuerdo el nombre, nos informó que lo había visto en la Esma en diciembre de 1977 y que todavía lo estaban torturando. Finalmente, en 2001, 2002, mi hermana Cotita se contacta con un ex detenido que le contó que en la navidad de 1977 preguntaba a todos por Adriana porque no sabía dónde estaba ella…”.
“Mi madre nos protegía de la búsqueda, ella iba sola a la plaza. Mi hermano Toto, en 1979, se vino a vivir a La Plata y también se hizo cargo de la búsqueda. Yo la búsqueda la descansaba en él, éramos muy compañeros, sobre todo cuando nos vinimos a La Plata. También Cotita luego participó en la búsqueda y estuvo en Abuelas en la parte de archivo y por supuesto mi sobrino Pichi desde hace muchos años”.

El encuentro con Sebastián
“Estábamos de vacaciones en Costa del Este con mi mujer y mis cuatro hijos en costa del este recibo un llamado de la hija de Cotita, Josefina, yo no podía hablar, lo primero que se me vino a la mente fue alegría sin ninguna duda, hacía tiempo que había abandonado la esperanza de encontrarlo, pero también se me vino que ya no estaba mi hermano Toto, el que más había sufrido las pérdidas. Era media tarde, quedamos en que nos encontrábamos a la mañana siguiente en Mar del Plata, en la casa de la tía de Sebastián, Ana Tasca. Esa noche me costó mucho dormir, no podía sacar de mi cabeza los reportajes que había visto y leído con mucha atención años antes sobre los mellizos Reggiardo Tolosa, tenía el temor de encontrar a alguien distinto a quien quería encontrar. A la mañana salimos los seis, mis chicos sabían de la existencia de primos de ellos que podían estar vivos así que lo tomaron enseguida con naturalidad. “¡Apareció el primo!”, decían. Llegamos a Mar del Plata llorando de alegría, tristeza y miedo. Cuando llegamos Sebastián estaba durmiendo y mi sobrina me llevó al cuarto a espiarlo como quien va a espiar a un bebé, ¡pero tenía 27 años! Éramos un montón. Y todos esos miedos se fueron en un abrazo. Después tuvimos mucho contacto telefónico y muchos encuentros. Él reconstruyó, dedicó estos años, con una garra enorme, casi con exclusividad, a revivir a sus padres, y un poco también la historia que se perdió, casi 28 años de compartir la vida con alguno de nosotros, en esta reconstrucción hay alguien, Luz, la madre de la nena de Sebastián, la nieta de quinto y Adriana, que fue fundamental”.
Por último, Alberto afirmó que no hubo ningún tipo de acercamiento de Silvia Molina, la apropiadora. “En honor a la verdad, no creo que lo hubiésemos aceptado, creo que todos nosotros interpretamos que hubo muchas oportunidades de llevar las cosas por donde tienen que caminar. La desaparición de personas es algo indescriptible porque al dolor de la pérdida se le suma la incertidumbre. A esta desaparición enorme se le agregó la de los bebés, a mi hermano yo ‘lo maté’ en la democracia, no en el primer mes, pero sí recuerdo que fue en una reunión familiar, y yo me distraje de la conversación, porque a mis espaldas escuchaba que estaban hablando de los chicos, los chicos le llamábamos en casa a Quinto, a Mariela (su hermana desaparecida), Adriana y Pedro (Frías, pareja de Mariela), y yo escuché a mi cuñado Horacio que dijo una verdad que me golpeó como un baldazo: “A los chicos los mataron”. La desaparición de los bebés, la apropiación, alarga en el tiempo la tortura sobre los afectos, no hay forma de medir esto, es en cada uno de los días, más de 10 mil días, casi 28 años”.
“Nosotros a Sebastián lo estuvimos buscando siempre y siempre lo estuvieron ocultando, y en ese ocultamiento sin dudas participaron los apropiadores y el silencio cómplice alrededor, el silencio de conocer un delito, una barbaridad antihumana, y callarla, y para que la apropiación perdure debe haber falta de arrepentimiento”.
“Estamos en este juicio por los que no están, por Quinto y Adriana, por Mariela y Pedro y por su hijo quq seguimos buscando, y también por Sebastian. No nos mueve el odio sino la sed de justicia, nos mueve el amor. También estamos por los tres abuelos que no están, por la ley de la vida, y por mi hermano Toto que es el que más luchó, y que si Sebastián hubiera aparecido antes a él le hubiese cambiado la perspectiva y quizás no se hubiese quitado la vida en 1993”.

El encuentro con Sebastián: “Era ponerle cuerpo al fantasma con el que convivimos mucho tiempo”.


María Victoria Blanco es prima materna de Sebastián Casado Tasca, su mamá (Ana María Tasca) y la mamá de Sebastián (Adriana Tasca) esperaban tener a sus hijos con dos meses de diferencia. Después del nacimiento de María Victoria debía llegar Sebastián. Pero antes de que eso sucediera sus padres fueron secuestrados y desaparecidos. Desde entonces, toda la familia los busca. Este es el testimonio de María Victoria, en la segunda audiencia por la apropiación de su primo, Sebastián, en el Tribunal Oral Nº1 de La Plata.
“Siempre lo supimos, mi abuela milita en Madres de Plaza de Mayo, militó toda la vida. Nosotros siempre supimos que mi tía estaba desaparecida y que  estaba embarazada cuando desapareció”, comenzó el relato. “Por la militancia de mi abuela era algo que estaba presente, mi abuela fue siempre a la plaza, nosotros siempre la acompañamos, en las marchas, en los actos, en las pintadas. Ella vive en Mar del Plata y como es todo más, ahí Madres y abuelas están más juntas”, explicó. María Victoria recordó que ella siempre la marcó la bandera que su abuela portaba con la leyenda de “aparición con vida”. Ella al principio no entendía, pero su abuela le explicaba que era el lema de ella porque hasta que no supieran donde estaban sus hijos no iba a haber justicia. “Me acuerdo de mi abuela todo el tiempo con eso, buscando a su hija, y esa frase es para mi la mas contundente, y es lo que paso cuando apareció Sebastian”, resume.
En cuanto a la búsqueda de su primo cuenta que también estuvo siempre muy presente porque sus abuelos habían hecho una casa en Mar del Plata, para cuando su tía volviera con su hijo. “Esa casa funcionó como casa de veraneo, mi mamá trabajaba mucho y nosotros pasábamos mucho tiempo con mis abuelos”. Dice también que su mamá fu uno de los familiares que más motorizó la búsqueda de Sebastián. “Se juntaba con abogados, familiares, ex detenidos, a nosotros nos había llegado que mi tía nos había mandado a decir que buscáramos a ese hijo de ella, era alguien que podía estar entre nosotros”. Cuenta que primero pensaron que su primo podía ser un joven apropiado por el oficial de Inteligencia de Gendarmería, Víctor  Rei, pero luego se demostró que pertenecía a otra familia. Pero confiesa “Ahí empezamos a fantasear que podía estar mal, pasándola mal”.
Finalmente, Sebastián recuperó su identidad en febrero de 2006. “El encuentro estuvo buenísimo, fue de las mejores cosas que me paso en la vida, porque era ponerle cuerpo a un fantasma con el que convivimos mucho tiempo. Y cuando lo ví enseguida fue familia, me gustó conocerlo”. Y recuerda el día del encuentro: “Me llamó mi mama llorando un día `apareció el hijo de Adriana´ y después me dijo `nos quiere conocer`. Nos tomamos un taxi, fuimos a la CoNaDI, estaba con Luz, su novia, y ya habían llegado unos tíos míos, y enseguida hubo afinidad”.  María Victoria recuerda ese día con precisión así como también cada una de las palabras que le dijo a su primo. “Tenés los mejores abuelos del mundo y estaría bueno que los conozca”. En ese momento llamó su abuela Angélica Barilli de Tasca llorando de emoción, hablo con Sebastián y de ahí partieron todos a Mar del Plata a encontrarse.
“Yo me sentía un poco con la responsabilidad de encontrarlo, porque tenía que estar al lado mío. Mi mama y mi tía estaban embarazadas en el mismo momento
Buscaba parecidos en la gente que iba mirando”.
Por último, dedicó un párrafo para destacar que desde su lugar siempre dejaron el espacio para que Silvia Molina, la apropiadora de Sebastián, les explicara por qué había anotado un hijo ajeno como propio y que sin embargo, la mujer nunca había tenido la intención de hablarles. 

“Ella comprende que cometió un delito que tiene consecuencias más allá de lo legal”


En la segunda audiencia del juicio, la hermana de crianza de Sebastián Casado Tasca, María José Capitolino, declaró hoy a la mañana ante el TOF 1 de La Plata.
La joven, también anotada como hija propia por el matrimonio compuesto por Silvia Molina (imputada) y Ángel Capitolino (fallecido), relató que cuando obtuvo todos los datos la increpó a Molina y le preguntó si lo que se decía era verdad. “Sí, es verdad”, le contestó ella pero también le contó que Capitolino le había dicho que “le querían hacer una maldad y que había sido sobreseído”.
Luego de la separación de Capitolino y Molina, María José perdió contacto con él, que formó otra pareja. Contó que ella se hizo el ADN antes de la muerte del apropiador (ocurrida en 2005) y que el hombre seguía negando que fuera adoptiva. “Seguía diciendo que era hija natural de él”, dijo, y explicó que Sebastián se realizó el análisis más tarde pero que esa decisión no tuvo que ver con la muerte del apropiador.
Además, contó que el hombre los trataba mal: “Dejaba mensajes y amenazas a todos por igual por el contestador del teléfono, por mí, por discusiones. Él me pedía que lo mantuviera económicamente y yo me negaba”.
Con respecto a la apropiadora, narró: “Ella empezó a ir hace ocho meses a terapia, yo pienso que le aportó mucho. Ella me ha pedido sinceramente perdón por haberme ocultado la verdad durante tantos años, comprende que cometió un delito que tiene consecuencias más allá de lo legal”.

martes, 6 de noviembre de 2012

Mario “Pichi” Frías: “Esa certeza de encontrar a mi primo me da la certeza de seguir buscando a mi hermano”



Mario “Pichi” Frías es primo hermano de Sebastián (sobrino de Gaspar Onofre Casado) y, además, uno de los querellantes en esta causa por apropiación. Durante la primera audiencia, también prestó testimonio ante el TOF 1.
Su declaración comenzó con un repaso de la vida de sus padres, María Segunda Casado y Pedro Frías, ambos militantes de Montoneros desaparecidos. Su madre estaba embarazada de entre 7 y 8 meses al momento del secuestro.
“El 23 de junio de 1978, mi padre se va a la mañana a trabajar y no vuelve. Por la tarde llega al domicilio un operativo de las fuerzas conjuntas, muchas personas armadas. La ven salir a mi madre sin resistirse, embarazada. Deciden entregarnos a mi hermana y a mí a una familia vecina de apellido Escalante, y a mi madre se la llevan detenida. A partir de ese momento yo no sé absolutamente nada más de mis padres, solo que mi madre estaba embarazada”, narró Pichi. La familia Escalante no sabía sus nombres pero radicaron una denuncia en las comisarías y lograron ponerse en contacto con un juez de menores. Un empleado del juzgado relacionó la dirección con la que había dejado la familia Casado y fueron restituidos a su familia biológica. Para no separar a Pichi de su hermana, ambos fueron a vivir al campo con sus abuelos paternos. 
Luego, contó que a partir del relato de Cotita y Toto pudo saber que tanto su madre como Adriana Tasca estaban embarazadas y que estaban buscando a esos chicos. Más tarde, uno de sus tíos tomó la posta en contarle quiénes habían sido sus padres y en acompañarlo en su búsqueda.
“Yo sigo buscando a mi hermano o hermana. Finalmente encontré algo más, que es un primo hermano”, relató Pichi ante el Tribunal y explicó que con los años tomó la posta de esa búsqueda, acompañando a Cotita, conociendo a Ana, a Angelita, y tomando contacto con otros nietos y chicos que buscan.
También contó que desde Abuelas de Plaza de Mayo estaba “acostumbrado a ver los encuentros”. “Me parecía lógico que así iba a concluir esa búsqueda. Estaba preparado, se está acompañado”, dijo y detalló: “Con todos los miedos, responsabilidades, Sebastián nos ha permitido generar un vínculo muy rápido. Fue además tomar conciencia de que la búsqueda de las Abuelas, de los familiares, personal, puede dar un resultado. Esa certeza de encontrar a mi primo me da  la certeza de seguir buscando a mi hermano”.
En relación con su primo, dijo que recuperaron “alocadamente el tiempo perdido” y que facilitó las cosas que la familia tenía “muy arraigada la búsqueda” y que Sebastián “tenía un grupo de amigos que lo acompañó” en su proceso.
Al ser interrogado acerca de si pudo hablar alguna vez con Silvia Molina, apropiadora de Sebastián,  Pichi respondió que no, que ella debe “rendirle cuentas a la justicia”. Y concluyó: “Esto que nos sucedió a todos -tíos, primos, sociedad- se pudo realizar gracias a la participación de mucha gente. Fue una dictadura cívico militar. Creo que en el plan sistemático de robo de bebés participó tanto personal de las fuerzas de seguridad como civiles”.

“Yo creo que Adriana le habló de todos nosotros durante esos cuatro meses, porque estuvieron muy solos en el cautiverio”


Ana María Tasca, la hermana de Adriana (mamá de Sebastián), era militante montonera, vivía en La Plata y sus compañeros la llamaban Mariana o Clara. “Conocí a Gaspar Onofre Casado (papá de Sebastián), porque ambos trabajaban en la Caja de Bancarios. Los compañeros lo llamaban Manuel y en la casa le decían Quinto. En los comienzos de la relación vivían en La Plata. Un compañero de ellos, Roberto Luis Medina, fue detenido y ahí Adriana se fue sola a Mar del Plata a vivir con mis padres”.

Ana María relató que su padre llevó a Adriana en auto el 11 de enero de 1977 y que vivió en la ciudad balnearia hasta el 20 de febrero de ese año. En el viaje de ida la joven tiró los libros en la ruta para no comprometer a su familia.

Después Adriana decidió regresar a La Plata pero por poco tiempo ya que volvió a vivir Mar del Plata pero esta vez con Quinto. Aunque no les dio la dirección a sus padres, se veían a menudo. En julio de 1977, en la casa de ellos, Adriana contó que estaba embarazada. Ana María recordó ante el tribunal que ella misma se puso muy contenta porque también estaba embarazada con una diferencia de dos meses.

Quinto y Adriana decidieron volver a La Plata cuando se enteraron por una amiga que José Valledor, otro compañero, había sido secuestrado y asesinado. Según Ana María, su hermana Adriana consideraba que sus padres no la entendían y por eso la despedida no fue del todo feliz, pero que Quinto sí abrazó muy fuerte a Angelita (Barili de Tasca). “Sebastián, cuando apareció, abrazó a su abuela de la misma forma”, contó la testigo.

A Adriana la fueron a buscar a la fábrica de bolsas de polietileno donde trabajaba su padre. La última vez que hablaron con ella fue el 5 de septiembre. Después de ese día nunca más tuvieron noticias.

Los abogados de Abuelas le preguntaron a Ana María si se enteraron de que había sido secuestrada. “En el 77 no conocíamos a los compañeros de ellos, ambos tenían mucho cuidado”.

“Dos enfermeras que estaban en la comisaría nos avisaron que en el centro clandestino La Cacha (de La Plata) había una chica de Mar del Plata, que si se encontraban con alguien de La Plata le dijeran que Adriana Tasca le pedía a su hermana que buscara a su hijo y lo criara”.

“Desde entonces los abuelos empezaron a hacer habeas corpus y a enviar cartas a todo el mundo para encontrarlos... Estas son todas las cosas que hicimos por la vía legal para encontrar a mi hermana. Mi madre había hecho un ajuar para su nieto, pero cada vez se nos hacían más terribles las noticias. Yo pedí a mis contactos en La Plata que se fijaran si en la Casa Cuna había ingresado algún niño NN. Ya existían las Abuelas y empezamos a buscar”.

Ana María cuenta que en La Plata había un chico parecido y ella fue a verlo para ver si era su sobrino. “Obviamente, en un determinado momento se analizó pero no era. En la vida de nuestra familia la búsqueda siempre estuvo presente, mis hijos sabían todo pero en la escuela no se hablaba. Toda la familia estaba siempre buscando, mi hija se vino a estudiar y me llamaba para decirme que había visto una chica parecida a mi hermana. Mi madre también siempre estuvo en la búsqueda, ella es fundadora de Madres y participa en Abuelas. Creo que lo que nos daba fuerza era saber que estaba su hijo”.

Ana María participó de los Juicios por la Verdad y en una entrevista con Alejandro Incháurregui (por entonces en el Equipo Argentino de Antropología Forense) él le dijo que lo más seguro era que hubiese nacido.

“Cuando volví a Mar del Plata empezamos a buscar en los padrones para encontrar los nacimientos en esa fecha. El día que nos encontramos con Sebastián, yo tenía un padrón en la mesa en el que estaba Sebastián Capitolino. También nos juntamos con los Casado, empezamos a publicar el recordatorio pidiendo que si se veían parecidos se comunicaran con ellos”.

Sobre el encuentro con su sobrino, Ana María relató que el 9 de febrero fue al laboratorio donde trabajaba y sonó el teléfono. Era Cotita (Casado, hermana de Quinto), quien le dijo: “Ana, ¿estás sentada? Porque apareció el pibe de los chicos, yo estoy yendo a Abuelas”.

“Llamé a mi marido y a mis hijos y les dije que fueran. Llamé a mi mamá y le dije que nos esperara con un café. Le pedimos que nos dijera qué era lo que más quería y dijo conocer a su nieto. ¡Ahí sonó el teléfono y era Sebastián!”.

“Llegaron todos: Sebastián se encontró con 17 primos, decía cosas y se identificaban. Ponían los pies y las manos, mi marido conocía a un amigo de Sebastián. ‘¡Yo también los busqué!’, decía él. Y mi padre decía: ‘Qué orgulloso que estoy de que vos también nos hayas buscado’”.

“Nunca recibí un llamado o disculpa de Silvia (la apropiadora), siempre me pregunté qué sentimiento tiene una mujer que se apropia de un niño y qué identidad puede construir cuando lo han despojado de sus raíces. Yo creo Adriana le habló de todos nosotros durante esos cuatro meses, porque estuvieron muy solos en el cautiverio y para nosotros es muy importante tenerlo entre nosotros, para mis hijos también porque lo buscaron siempre. Por eso pido a estas dos personas que nos digan si saben algo. A la médica le digo que me sorprende de una médica que como yo que ha jurado cuando se recibió (recita el juramento). Esto la doctora no lo ha cumplido”.

viernes, 2 de noviembre de 2012

"Si hay alguien que me enseñó en la vida a ser digno es mi abuela Angelita”


(Foto: Rolando Andrade)

(Segunda parte de la declaración de Sebastián)

Luego de contar su historia, Sebastián respondió las consultas de fiscales y jueces. Consultado acerca de la actitud de Silvia Molina, su apropiadora, la diferenció de la de Nora Raquel Manacorda, la médica que falsificó la partida de nacimiento: “Manacorda hizo esto desde el Estado porque formaba parte de una institución, era un engranaje del plan sistemático, en cuanto a Silvia creo que lo hizo por una cuestión más cultural. Tuve un clic cuando me enteré de la causa por mi apropiación, cuando dejé de pensar que me habían regalado y me di cuenta que me habían robado. Creo que Ángel (Capitolino, su apropiador) sí sabía y me gustaría que esté acá para ser querellante contra él”.
Carlos Rozansky, presidente del tribunal, le preguntó a Sebastián si en algún momento había hablado con Capitolino. “Yo no, no sé María José (su hermana de crianza), ella tenia relación, yo casi no tenía. Además lo internaban mucho, lo fui a ver al Hospital Ramos Mejía, después se separaron con Silvia y ahí nos enteramos que no éramos hijos biológicos”.
Otro magistrado quiso saber si Silvia, su apropiadora, lo apoyó en la búsqueda de su identidad o la trabó. “Siento que acompañó, hasta qué punto soy racional y hasta qué punto pienso desde el afecto, no lo sé, yo también me lo pregunto. Lo que sé es que soy digno de mi historia de mi origen, soy digno de mis viejos (en este pasaje Sebastián se largó a llorar). Mis viejos me han enseñado a vivir parados parados en la dignidad, y si hay alguien que me enseñó en la vida a ser digno es mi abuela Angelita (Barilli de Tasca), que está acá presente”.

Sebastián Casado Tasca: “Esa misma noche me fui a Mar del Plata a conocer a mi familia. Fue hermoso, lo mejor que me pasó en la vida”


(Foto: Rolando Andrade)

 (Primera parte de la declaración de Sebastián)

“A medida que iba encontrando pruebas estaba convencido de que podía ser real. Yo empecé a dudar y tardé, y uno de los temas que me trababan era el tema de Ángel (Capitolino, su apropiador) y lo judicial. Cuando falleció fue un alivio. Pero hoy siento que fue una pérdida de tiempo porque me gustaría tenerlo acá y ser querellante contra él”, explicó el nieto Sebastián Casado Tasca, ante el TOF 1 de La Plata, sobre el proceso que atravesó para recuperar su identidad.

“Finalmente fui a la CONADI con un amigo, Charly”, continuó y luego, narró que en un asado conoció a Luz, su actual mujer, que es familiar de su apropiador pero es también quien la ayudó a buscar su identidad: “María José (hermana de crianza) se encuentra con los padres de Luz y nos invitaron a cenar. Me quedé hablando con Luz. Me dijo que era compañera de teatro de la hermana de Juan Cabandié. Cuando se fueron todos yo me quedé y le conté que estaba buscando mi identidad y a partir de ahí me acompañó varias veces a la CONADI. Me hice el ADN en septiembre de 2005. El 2 de febrero de 2006 se supo el resultado y el 9 me lo informaron”.


“A medida que pasaba el tiempo no sabía qué iba a pasar. Me llamaron el 8 de febrero y me dijeron  que estaba el resultado. Yo tenía un vínculo con Analía y con Claudia, de la CONADI. Las llamé para decirles que me habían hablado del juzgado. Ellas me respondieron que no fuera al juzgado y me citaron a la CONADI al otro día. Fui con Luz a la CONADI y me dieron el resultado. Ahí estaba Iván, que me recibió con una sonrisa y un abrazo”, contó llorando Sebastián. Y continuó: “Iván me abrazó y me di cuenta de que era hijo de desaparecidos”.

Sebastián contó que el resultado se lo dio Ramón Torres Molina. “Leí que era en un 99,9999 por ciento hijo de ellos (Gaspar y Adriana). Entendí que era hijo de mis viejos. Torres Molina me dijo que firmara y ese momento fue muy simbólico porque no sabía cómo firmar. Le dije ‘¿cómo firmo?’. Y firmé Sebastián”.

Después contó cómo fue el encuentro con su familia, ese mismo día: "Salí y estaban todos emocionados llorando. Me dijeron que mi tía estaba cerca. La primera que llegó fue Cotita, y después empezaron a llegar todos: Fede, José. Fue un momento maravilloso. Esa misma noche me fui a Mar del Plata a conocer a mi familia. Fue hermoso, lo mejor que me pasó en la vida. Otros chicos por ahí se sintieron en algún momento del otro lado, pero a mí nunca me pasó. Yo tenía miedo de haber inventado todo, de haber imaginado esto. Pero no”. 

La apropiadora de Sebastián dijo que lo anotó como hijo propio por “ignorancia”


(Foto: Rolando Andrade)

Silvia Beatriz Molina, apropiadora de  Sebastián Casado Tasca, aseguró ante el TOF 1 de La Plata que anotó como hijo propio al niño por “ignorante” y dijo que pedía perdón porque “no sabía lo que estaba haciendo”.

Luego de la apertura del juicio con la lectura de la acusación contra Molina y Nora Raquel Manacorda, médica que falsificó la partida de nacimiento de Sebastián, la apropiadora hizo uso de la palabra. Con su testimonio, intentó victimizarse y por momentos cayó en contradicciones que la incriminaron aún más en los hechos.

La acusada contó que se casó muy joven con Ángel Capitolino (ya fallecido) y que al tiempo se dieron cuenta de que no podían tener hijos. Luego, reconoció que fue ella quien le dijo a su marido que conocía a una partera que le podía entregar a una niña. Así dieron con María José -hermana de crianza de Sebastián-, a quien inscribieron como hija propia.

Molina explicó también que a los cinco años le dijo a Capitolino que no quería que María José estuviera sola y, entonces, le pidió que le trajera un nene a través de la misma partera.

Sin embargo, Capitolino decidió conseguirlo de otra forma, contó Molina. “Lo esperé en una plaza, él lo fue a buscar, estaba recién nacido y tenía el cordón umbilical”, describió ante el Tribunal sobre la llegada de Sebastián, a quien también inscribieron como hijo propio. Por esta situación culpó a Capitolino, amigo del militar y ex miembro del Destacamento de Inteligencia 101 de La Plata Ricardo Luis Von Kyaw (prófugo de la justicia), que fue quien entregó al niño.

Sobre su relación con los militares, Molina intentó explicar que ella y Capitolino los proveían con productos de su supermercado. Además, negó conocer a Manacorda pero, ante las repreguntas, tuvo que admitir que compartieron una cena.

Más tarde, Molina afirmó ante los jueces que no les contó a Sebastián y a María José la verdad porque entraba en crisis de solo pensar qué iban a hacer ellos si se enteraban de que no eran sus hijos. Y reconoció que Sebastián y María José supieron que no eran hijos biológicos por una carta que les envió una prima segunda.

Nuevo juicio por apropiación


El Tribunal Oral Federal 1 de La Plata dará inicio hoy al juicio por la apropiación de Sebastián José Casado Tasca, el nieto número 82 restituido por Abuelas de Plaza de Mayo. En el banquillo de los acusados estarán dos mujeres: su apropiadora Silvia Beatriz Molina y la médica policial que firmó la partida de nacimiento falsa, Nora Raquel Manacorda. Ambas imputadas deberán responder por los delitos de sustracción, retención y ocultamiento de un menor y falsificación de documento público.

(Fuente: Tiempo Argentino)

Sebastián recuperó su verdadera identidad en 2006, luego de que se acercara a Abuelas de manera voluntaria. Gracias al análisis genético logró confirmar que es hijo de Adriana Leonor Tasca y Gaspar Onofre Casado.
Sus padres, ambos desaparecidos, integraban Montoneros cuando fueron secuestrados en diciembre de 1977. Mientras Gaspar fue trasladado al centro clandestino de detención que funcionaba en la ESMA, Adriana fue vista en la Comisaría 5º de La Plata y en el centro clandestino La Cacha, donde habría dado a luz a Sebastián alrededor del 27 de marzo de 1978.
El niño fue entregado por el militar del Ejército y ex miembro del Destacamento de Inteligencia 101 de La Plata, Ricardo Luis Von Kyaw (prófugo de la justicia), al matrimonio de Ángel Capitolino, quien ya falleció, y Silvia Beatriz Molina, quien está imputada en el juicio.
El matrimonio lo inscribió en el Registro Civil de las Personas como hijo propio con el nombre de Sebastián Francisco Ricardo Capitolino con la complicidad de la médica de la policía bonaerense, Nora Raquel Manacorda, quien firmó la partida de nacimiento falsa. A partir de las 10 el TOF 1 dará inicio al juicio. El Tribunal estará integrado por los jueces Carlos Rozanski, Pablo Jantus y Pablo Vega y está previsto que durante el desarrollo del debate, que se extenderá hasta diciembre, se presenten alrededor de 20 testigos. La fiscalía estará a cargo de Hernán Schapiro y Gerardo Fernández y la querella de Abuelas la llevarán los abogados Emmanuel Lovelli y Coleen Torres.